Contra los franceses

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  • Dedicated to Eithan - Ángel.
                                    

Christopher abrió los ojos, la oscuridad ya se cernía sobre aquél lugar.

Se oían desde diversos puntos las voces de algarabía y desdén de los diversos piratas que iban a bordo de los botes, sujetando linternas y palas con fuego en su cabeza, ellos estaban navegando hacia una vieja fortaleza ubicada en una islote; la antigua pero resistente fortaleza de Hamilton Winchester.

Aquella inexpugnable fortaleza estaba conformada por diversas murallas que se erguían desde lo más bajo hasta lo más alto, abarcaba prácticamente todo el islote, excepto las pequeñas porciones de playa que se mostraban a la luz del mundo, no habían selvas y abundaba tan poca fauna, debido a la creciente ocupación de aquél conjunto de murallas y edificaciones tan tétrico, tan tenebroso, que parecía salido de cuentos viejos, en el que normalmente servían de antagonistas personajes literarios como vámpiros, hombres lobo, fantasmas y cadáveres vivientes, todo tipo de fantasía, parecía hacerse real en aquél lugar, por mucho que sólo fuese la primera intención. Habían pasado ocho días desde que el Indomable atacase el funeral de Marian Lodge, en Londres, y escapase por el río Támesis, dicha información fue interceptada rápidamente por los emisarios enviados por Pierre Le Fonte, hacia su viejo camarada, Jack Harrison, para prepararse a una inminente guerra ante sus puertas, y es que Harrison era consciente de que Gran Bretaña había invitado a su contienda a dos grandes coronas, que casi siempre habían sido sus opositoras, pero las tres se habían unido en lo que llamaban ''histórica alianza' para barrer entre las tres, a todos los piratas posibles de las aguas. Muchas veces Christopher se preguntaba, en caso de que les aniquilaran a todos y ganaran aquella guerra, ¿Qué pasaría después? ¿Lodge sería tan digno de repartir la ''recompensa'' entre sus allegados, franceses y españoles? ¿O simplemente los vería como un simple volante hasta la victoria, dejándolos a ellos a merced de una imperecedera traición? Fuera lo que fuera, los piratas no iban a permitir un nuevo exterminio, que casi los hundía por completo, pues todos, a la cabeza suya, estaban complementados a luchar a toda costa, sin importar qué o porqué. Jack Harrison había ordenado una escuadra de piratas dirigirse hacia un islote ubicado en las Antillas, en donde estaba la fortaleza anteriormente mencionada, pues una flota francesa proveniente de Burdeos quería comenzar su exterminio antes que sus aliados, a toda costa, ellos se creían capaces de reducirlos a cenizas, de eliminarlos a toda costa, con todos los precios que han de pagar, pero sus oponentes, los piratas, no estaban decididos a permitir aquello.

Harrison asignó el puesto de comandante de aquella escuadra a Christopher, acompañado de su amigo y capitán Jason, y el resto de la tripulación del Lonely Pride, además de muchos piratas escogidos o voluntarios a compartir aquella tenaz lucha que se veía tan probable nada más llegasen a aquél islote, conforme los botes empezaban a acercarse más, el esplendor tenebroso de aquella edificación se hacía sentir de una forma tan realista, que inclusive alguno que otro sintió los vellos de su piel erizarse. No había frío, en el Caribe no abunda tanto frío, como en las partes más extremas del mundo, pero con ese único acto, literalmente sentían sus corazones estancados en sus gargantas.

Los piratas al fin llegaron y todos los botes rodearon la costa contraria a aquél islote, una vez Christopher llegó amarró el bote en el que iban él, Jason, Marine, Alexandre, Jacob, Christal y tres chicos más, mulatos y asiáticos. El resto hizo lo mismo y rápidamente los piratas descendieron en la arena, teniendo que apoyarse mediante la dura muralla a la cuál literalmente se aferraban, pues debían permanecer todos juntos, así ninguno quede después de todo esto. La voz de Christopher resonaba en los oídos de sus piratas, en menos de un mes el chico había adquirido nuevo porte, sus brazos se hicieron más anchos y fuertes, su espalda más recta, sus cabellos rubios estaban a punto de alcanzarle el cuello y conforme más entrenamiento y liderazgo adquiría, más frío se volvía, él quiso que aquella frialdad no le perturbase lo suficiente en aquella misión, pues recordaba porqué era un chico dulce, pero entre los piratas, no existe gente amable, pero sí la hay, saben como defenderse y arriesgarse ante situaciones difíciles, ese era el, nunca imaginó que durante años, leyendo y disfrutando de historias respecto a la Piratería, mucha de ellas fantasiosas con criaturas y dioses incluidos ahora se hacía una gran realidad.

El Reino de los Piratas II - La Isla del Ángel Rojo [#Wattys2015]Where stories live. Discover now