Era viernes, había estado nublando casi todo el día, pero la lluvia hizo una tregua al no presentarse durante todo el horario de clases, me dirigía a mi habitación, cuando Jimena me alcanzo – ¿Adonde vas? Me pregunto y tomándome del brazo me jalo.-A mi habitación le respondí—
-¡No! Aun falta lo más importante, para terminar la semana.
No sabía a que se refería, pero estaba demasiado agotado como para preguntar, la seguí hasta el estacionamiento. La desconfianza empezaba hacer mella en mis pasos, cada vez eran más lentos. El estacionamiento estaba repleto de estudiantes en grupos, al fondo logre ver autobuses estacionados, algunos de ellos ya estaban repletos de alumnos, y listos para salir.
Roxana, se nos unió al momento de llegar, no sabia a donde nos dirigíamos y Jimena no me quiso decir nada. Entramos a un autobús. Hasta el fondo estaba Santiago con dos chicas, pero esta vez no le di importancia, lo que hiciera me daba igual. Su actitud cambiante era un fastidio para mi. Roxana, fue a sentarse con Eduardo, eso me alivio de sobremanera no quiera irme con el. Habia dos asientos desocupados Jimena y yo nos fuimos a sentar allí. Jimena, me cedió el lugar junto a la ventanilla, pero antes de que me sentara paso un tipo empujándome al pasar. Lo fulmine con la mirada mientras el reía. Santiago soltó una carcajada y dijo: Ten cuidado no te vayan a degollar con la mirada mientras seguía riendo. El tipo volteo a verme y sonrió también.
El rencor se estaba haciendo presente. Estaba a punto de gritarle en la cara a Santiago, cuando sentí la mano de Jimena en mi hombro al parecer sabia lo que estaba apunto de hacer. Voltee a mirarla y asentí, me senté con los oídos zumbando, podía sentir el ritmo de mis latidos en las venas de los brazos, mi respiración empezó a agitarse.
El autobús se tomo unos minutos antes de avanzar. Me iba tranquilizando poco a poco, de repente podía escuchar la voz de Santiago y hacia que volviera enfurecerme pero cada vez hacia menos efecto en mí. El trayecto fue casi como una excursión normal excepto que en este, todos llevaban celulares y se ignoraban unos a otros. Jimena, sabiendo mi estado de animo no dijo nada y lo agradecí no tenia ganas de hablar con nadie en este momento. En un punto del camino lo reconocí, tarde en hacerlo por que la ultima vez que estuve por aquí fue de noche y estaba distraído con el conductor.
Estábamos en camino al mini pueblo. Eso si me tomo de sorpresa, voltee a ver a Jimena, cuando ella estaba mandando un mensaje de texto por su celular. - ¿Vamos al mini pueblo? le pregunte- ella me miro frunciendo el gesto.
- ¿A donde? me pregunto - yo reí en silencio.
- Al lugar a donde fuimos a cenar la otra vez- Ella sonrió y asintió -Como apodo funciona, no lo había pensado contesto.
Siguió entretenida con su celular, voltee de nuevo a la ventanilla. El paisaje se veía azul y verde, las nubes grises en lo alto amenazaban con dejar caer una tormenta. Si Jimena, me hubiera dado tiempo de ir por mi abrigo no estaría sufriendo las inclemencias del tiempo en este momento. Cuando llegamos ya había estudiantes regados, unos apenas estaban bajando de los autobuses, a pesar de ser una gran escuela, la población estudiantil no era muy grande.Nuestro autobús fue el ultimo. Salimos y el aire frió me golpeo la cara haciéndome cerrar los ojos, frotarme los brazos intente apaciguar el frió, pero no estaba funcionando a si que metí mis manos a las bolsas del pantalón.
De pronto empezó el movimiento de estudiantes y los seguí con la mirada, en grupos se dirigían a la iglesia. Jimena, Roxana y Eduardo, no parecían causarles ninguna sorpresa. Traje a Jimena conmigo tomándola del brazo.
- ¿Es adonde vamos? le pregunte. La voz que salió de mi se notaba la sorpresa que tenia - A si es. es a donde vamos!
-El único problema es que no eh ido a la iglesia hace como 7 años y solo eh ido unas cuantas veces en mi vida y no estoy seguro de lo que tenga que hacer.
