- Capítulo 3 -

31 2 0
                                    


Ahora puedo entender a los animales que duran un largo periodo de tiempo encerrados y que cuando son liberados en su hábitat natural, arremeten contra todo, sin detenerse, sin mirar atrás, sin dudar se alejan y se adentran en su entorno sin demostrar una gota de temor, pues lo que había sido desconocido por un largo tiempo, se convierte en parte de ellos porque siempre lo había sido, simplemente había estado dormido, guardando a que aquel animal tocara la tierra o sintiera el aire de la libertad en su cara.

Sucedió conmigo, estar tanto tiempo encerrada me hizo rebuscar en mi ser, en mi interior y me hizo entender que cuanto más lo hacía, más me hablaba a mí y me decía las cosas que estaba haciendo mal, aquellas que solo me estaban dando una felicidad enmascarada, pero también, me hizo decir las que sí debía hacer y lo mejor de todo esto, es que ya era feliz. La felicidad te viene primero porque te escuchas, y es esa felicidad la que te guiará a esas cosas que forman parte de tu finalidad, de tu propósito.

Igualmente, lo interesante de todo esto es que no surge sencillamente y se necesita de dedicación, de estudio y paciencia, pues no todos llegamos a entender esto con tanta destreza, pero el galardón es inigualable, es místico, porque aparte de percibir muchas cosas, comprendes que no hay que trabajar duro por lo que está escrito en nuestra leyenda, esas son las que dictan nuestro ser y por ende son las que siguiendo las correctas señales se nos proyectaran con tanta facilidad y alegría, y es que cuando tienes un génesis productivo no se generan obstáculos en tu camino porque el responsable de ellos ya no está más.

Siempre sostenemos la creencia de que la vida está llena de obstáculos, yo diría que sí, pero mentales. 

Vivía en CuarentenaWhere stories live. Discover now