Tu y yo (parte I)

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Joe me miró preocupado por mi reacción.
Tenía muchas preguntas.
Pasamos por el portal, y de repente el sol brillaba como nunca, los árboles emanaban vida, los animales hacían cosas de animales, ahora estaba mas confundida, ¿cómo podía ser esto posible?.
-Joe, debemos volver -sentí una punzada en el pecho. Drake.
-¿Que? ¿Que pasa?
-No, Joe, volvamos ¡tienes que volver! -grité jalándolo de la camiseta. Me sentía desesperada, inquieta, incómoda. Las lágrimas recorrían mis mejillas. Empecé a llorar, Joe paro la camioneta.
-¿Estas bien? -mis manos cubrían mi rostro, yo seguía llorando.
-No lo sé -dije aun con mis manos en la cara.
Nos quedamos un rato en silencio, solo se escuchaba el sonido de mis lagrimas callendo.
Me sentía culpable por haber dejado solo a Drake.
¿Se suponía que esto me haría sentir mejor?
Creo que pasaría el resto de mis días así, odiándome por dejar solo a Drake.
¿Y Alan? Puede que suene egoísta, pero el se las puede arreglar solo, lo ha hecho todos estos años.
Joe siguió manejando, creo que se dio por vencido, ya no había algún retorno, nunca más volvería a ver a Drake, y él me odiaría el resto de su vida.
De la nada empezó a sonar una canción que me resultaba familiar, la radio no estaba encendida, deje de llorar y miré a Joe perpleja, el seguía con su vista en la carretera.
Mi celular.
Estaba sonando el intro de Overdose de little daylight, lo tenía como ringtone.
Seguí el sonido y daba a la parte trasera de la camioneta, había una manta encima de la silla que cubría a lo que yo creía mi celular. Extendí mi mano hacia el asiento trasero, metí mi mano debajo de la manta y encontré mi celular, cuando lo miré dejó de sonar.
Drake había llamado.
Revisé mi celular, y tenía una llamada perdida de Drake de todos los días desde la ultima vez que lo había visto. Tenía un mensaje de voz.
-Elizabeth, te extraño -escuchar su voz me hizo llorar aún más -te amo, como nunca amaré a nadie. Tal vez escuches este mensaje, tal vez no. Pero si lo escuchas, quiero que sepas que estoy dispuesto a darlo todo por ti. -sentía que las lágrimas recorrían mis mejillas, sentía mis ojos calientes, como si fueran a explotar en cualquier momento -te llamo todos los días con la esperanza de que algún día contestes -suspiró, escuché un sollozo -mi vida es nada sin ti -colgó.
Lloré aún más, me sentía culpable, Drake había hecho todo esto por mi, y esta era la forma en la que yo le pagaba, si pudiera devolver el tiempo...
Podía apostar todo lo que tenía -que era nada- a que Drake me odiaba, apuesto a que yo ya no era su novia, apuesto a que estaba con otra chica en este momento.
No podía parar de llorar.
-Elizabeth, me preocupa verte así, por favor cálmate -yo seguía llorando como una magdalena.
-¿Cómo pretendes que me calme? Drake está en todas partes -más lágrimas rodaban por mis mejillas.
-¿Y Alan? -¿y esa pregunta que tenía que ver?
-¿Que hay con el? Drake es el que me importa, ¡soy una tonta! Espere mucho tiempo para ver a Drake, y cuando finalmente lo veo huyo. ¿Que clase de novia soy?.
Joe suspiró. Nos detuvimos en un bosque, frente a una cabaña hecha de madera, como si fuera un refugio.
-Llegamos -dijo Joe -no llores, solo necesitas tiempo para ti, para pensar las cosas -dijo Joe mirándome. Asentí.
Bajamos de la camioneta. Mi celular seguía en mi mano, en ese momento lo consideraba como un tesoro importante.
Sentí que vibraba en mi mano, lo miré y Drake me estaba llamando, mi estomago se retorció de alegría, pero también de tristeza.
-Drake -contesté alegre, quería volver a escuchar su voz. Una vez más.
-Princesa, ¿que pasó? -preguntó Drake tranquilo del otro lado de la línea.
-¿No estás enojado? -pregunte con voz ronca de tanto llorar.
-Sabes que no estoy enojado, mas bien, estas confundida. Sé como te sientes, Alan me explicó todo -Okay, este no sonaba a Drake.
-¿Hablaste con Alan? -pregunté sorprendida.
-Bueno, hablar suena muy civilizado comparado con lo que hicimos.
-Oh Drake, lo siento tanto. Te amo, y, no debí dudar de eso.
-Sé que en alguna parte de tu corazón aun sigue siendo de Alan.
-No Drake, yo te amo a ti. Sé que todo esto ha sido muy precipitado y que hemos ido muy rápido pero, la verdad, me gusta, me gustas, me gusta lo que tenemos.
-Elizabeth, y esto no va a cambiar, nada de esto va a cambiar preciosa, siempre estaré para ti. -tenía ganas de seguir llorando, pero creo que ya me había secado.
-Gracias Drake -susurré, cerré mis ojos e imaginé que lo tenía en frente.
-Bueno, creo que la recepción no es tan mala como para estar en medio del bosque.
-¿Que? -pregunté abriendo mis ojos y mirando a mi alrededor.
-Sorpresa -escuché detrás de mi, corté el teléfono y lo abracé.
-Drake -Dije abrazándolo fuerte, el acariciaba mi cabello.
-Estoy aquí -decía abrazándome fuerte. -nunca mas me separaré de ti ¿entiendes? -dijo mirándome a los ojos con sus manos en mis mejillas, asentí.
Joe saludó a Drake.
Entramos a la cabaña con Joe, se veía acogedor, había una chimenea con leña a un lado, una cocina con comedor y una sala que sólo tenía una silla mecedora y dos sofás pequeños, y uno grande, en el suelo había una alfombra, era un poco acogedor.
-Aquí pasaremos la noche -dijo Joe.
-Esta bien por mi -dije registrando el lugar con la mirada. Había una puerta, la abrí y era un baño, no era como el de la mansión de Lord Max, pero era algo.
Había otra puerta, la abrí y era una habitación con una cama grande, encima de la cama había una ventana que permitía que entrara luz a la habitación.
-Yo dormiré en el sofá, no se preocupen -dijo Joe guiñándome el ojo.
Entre cerré los ojos viéndolo como si fuera un sospechoso, Drake me miraba.
Suponía que estaba hecha un desastre, contando que mis ojos me quemaban por haber llorado todo el día. No pude evitar ponerme roja. Drake sonrió, yo baje mi mirada.
-Como el día que nos conocimos -dijo. Levantó mi cara y puso su mano en mi cara y acariciaba mi mejilla con su pulgar. Yo le sonreí.
Estaba cansada, a pesar de que necesitaba explicaciones quería dormir, mis ojos ardían y sentía que cada vez perdía mas fuerza.
Le di un dulce beso en los labios a Drake y me fui a la habitación.
Me tumbé boca abajo en la cama, sentí como mis huesos uno por uno se acomodaban, mi espalda dolía cuando se acomodaba, descansar nunca se había sentido tan bien, cerré mis ojos y empezaron a caer lágrimas, estaban muy sensibles.
La cama era cómoda, poco a poco me acomodé. Escuchaba a lo lejos a Drake hablando con Joe. Millones de recuerdos empezaron a mandar por mi mente, Alan, Drake, Joe, Mis padres, Ben...

Los brazos de Drake se sentían muy calientes alrededor de mi, su respiración era muy tranquila, su rostro se veía aun mejor cuando descansaba.

Eternamente Tuya. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora