Apariencias -Rivetra fanfic-

Capítulo 4

Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin le pertenecen a Isayama y la respectiva editorial donde lo publica. Esta historia solo tiene fines de entretenimiento y sin fines de lucro.

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Entre los distritos de Trost y Karanese, separados por el bosque de "árboles gigantes" con este último distrito, se encontraba Appearsfet, un enorme y tranquilo pueblo que iba haciéndose cada vez más diminuto en la ventana del carruaje que transportaba al vizconde y al barón Church. Con un coche alquilado para no develar sus identidades se dirigían a toda prisa a la ciudad de Hermina para la reunión de emergencia del círculo notable de Historia Reiss. Ackerman aún recordaba con orgullo herido y enojo la mirada gélida que su capitán, Erwin Smith, le había dirigido al enterarse de la noticia de un testigo vivo. Luego se dispuso a escribir una carta cifrada para el líder monárquico enviándola por medio de un ave mensajera, recibiendo la respuesta en las primeras horas del día siguiente. Para achicar las distancias, era normal que los miembros de este grupo selecto, sean ellos o manden correspondencia, cambiaran de caballos e hicieran paradas cortas para llegar a destino lo más pronto posible.

En el carruaje reinaba el silencio. Farlan iba pulcramente serio, casi estoico, y Levi se perdía en el paisaje que podía apreciar apenas corriendo la cortinilla de la ventana del coche. Había pasado día y medio desde el asesinato a los mercenarios pagados vaya a saber por quién, pero que conocían el secreto del Farlan y él, y los querían muertos a toda costa. Recordaba la discusión con Erwin en la biblioteca de su modesto hogar, ya que a diferencia de ellos el hombre era un burgués situado en una ciudad en medio del área Rose cerca del distrito Trost, gracias a su alto rango militar. El área Rose era una de las tres grandes y diferenciadas áreas que componían la organización de la isla de Paradis, siendo el área Sina la sede monárquica y María la más campestre donde se situaba la industria agrícola/ganadera. Ackerman y Church habían cabalgado presurosamente hacia la casa Smith a raíz de las noticias; el comandante sugirió el asesinarla inmediatamente, pero Farlan comentó los motivos por los cuales esa decisión no habría sido ventajosa ocasionando una disyuntiva entre los miembros y optando por enviarle las noticias a la reina y convocar una junta para discutir el tema. Por esa razón es que Levi y Farlan pararon en una posada para cenar, y seguir su viaje en otro coche alquilado, descansando en el mismo tomándose guardias. Era un camino largo, ya que normalmente viajar al palacio real tomaría aproximadamente unos cinco días o más, más las reuniones secretas eran llevadas a cabo en el distrito Hermina, en los límites del área noble, lo que conllevaría unos tres días o dos días menos de viaje. El viaje en tren, que conectaba los distritos principales de la isla, podría haber sido más placentero y quizás un poco más rápido, pero perderían anonimato y seguridad. Los dos hombres aprovechaban el tiempo al máximo, sin parar en posadas salvo para las comidas y el aseo llegando al lugar al cabo de . Ambos ocultaron su rostro con la capucha del abrigo que llevaban y descendieron del carruaje para adentrarse en un bar, y una vez saludaron amistosamente al mesero, y habiendo esperado que el lugar se vaciara un poco, pasaron detrás de la mesa coctelera hacia una habitación detrás de las vitrinas de licores. Se aseguraron que nadie los viera y levantaron la puerta del sótano de la casa, adentrándose en un largo túnel secreto q conectaba con la casa donde se hacían las juntas. A pesar de los kilómetros de distancia, Se sentía un pequeño vibrar proveniente del piso de tierra, casi imperceptible, seguramente por el ajetreo de la ciudad subterránea debajo de ellos. En los últimos años, la ciudad había crecido tanto al punto de ser tan grande como el área Sina. Recuerdos llegaban a Levi de su anterior vida, y como de niño se asombró de la enorme estrella caliente que iluminaba la superficie la primera vez que salió al exterior. Como siempre, las reuniones de esta naturaleza siempre eran peligrosas. Si bien la élite de Historia se conformaba por un puñado de personas, detrás había mensajeros, patrocinadores y gente fiel, ya sea a la reina o a las personas que le profesaban compañerismo y fidelidad, quienes se encargaban de entregar los recados, mensajes, ofrecer ayuda de cualquier índole entre otras cosas; pero la seguridad de que hubiera alguien que por beneficios mejores traicionara la lealtad real era algo esperado, aunque también se sabían las consecuencias de tomar tal decisión, algo que hacía que la mayoría de los miembros no quisieran traspasar los límites y ser fieles a sí mismos y a la causa.