"Bonita."

162 25 3
                                    

Los preparativos para la boda estaban listos y oficialmente faltaban tan solo 24 horas para convertirme en la señora Blossom; la última semana en la mansión había pasado demasiado rápido, debido a los preparativos de la boda mis mañanas y tardes se habían basado en seguir a la madre de Joseph, ayudándola en todo y tomando notas acerca del cuidado que tendría que tener para su hijo.

Respecto a Joseph había pasado más tiempo con él, logrando conocerlo más a fondo o eso quería pensar, realmente tengo este firme pensamiento de que nunca llegamos a conocer a las personas en su totalidad, sin embargo lo poco que Joseph me había mostrado era suficiente para saber que no tendría muchos pesares en mis futuros días a su lado. Era un joven brillante hasta cierto punto, detallista y romántico. A pesar de no haber compartido habitación con él, las últimas dos semanas me despertaba con pequeñas y lindas sorpresas, siendo estás entregadas por Alessia quien se había vuelto una amiga para mí desde aquel día que compartimos en la cocina.

Después de aquella tarde y una vez que Lisa salió de la cocina, Alessia se había encargado de contarme todo acerca de la joven, me había ganado su confianza y gracias a ello ahora sabía que Lisa había sido comprada por la familia Blossom y que está al ser tailandesa y provenir de una familia humilde y de bajo estatus no sabía comunicarse bien. Siendo sincera sentí pena al enterarme de aquello, me parecía un horrible acto el tratar a las personas como objetos asignándoles un valor para poder comprarlas o venderlas, siempre había estado en contra de aquello, aunque siendo sincera conmigo misma, mis padres habían hecho prácticamente lo mismo conmigo con la única diferencia de que gracias a mi alto estatus social en vez de trabajar para la familia yo me convertía en parte de esta.

También me había enterado que el mismo día del incidente al regresar de la laguna y después de la sorda bofetada que me dio mi padre, habian castigado a Lisa mandandola a realizar trabajos pesados y quitándole el derecho a comer, la pobre muchacha se había mantenido a base de agua y el poco pan que Alessia le daba cuando nadie veía. El saber esto me había roto el corazón y había logrado que la curiosidad que ya se encontraba instalada en mi acerca de la joven creciera mucho más. Tenía el deseo de conocer su historia, de saber todo lo que ha pasado y vivido, tenía miles de preguntas instaladas en mi cabeza listas para ser externadas en cuando se diera la oportunidad.

Había algo en aquella joven que despertaba mi espíritu curioso, los secretos guardados detrás de sus ojos cada vez que nuestras miradas se encontraban me llamaban y atraían cuál imán atrae al metal, tenía muchas dudas acumuladas y cada que respondía una, llegaban diez más siendo todas sobre la joven Lisa. Me desconcertaba el hecho de que mis pensamientos giraran en torno a ella, no hacía otra cosa que pensar en ella y en la boda por supuesto. Sin embargo, algo dentro de mi me decía que si no tuviera la boda en mente, ella ocuparía al cien por ciento mis pensamientos y eso más que molestarme me hacía sentir ansiosa, amanecía con la necesidad de buscarla por toda la casa, de saber dónde estaba y que estaba haciendo.

Pese a mis inútiles esfuerzos por concentrarme en las actividades de la boda, en mi suegra o en mi futuro esposo, mis pensamientos volvían a ella y cuando lograba olvidarme de ella, la vida la ponía casualmente a mi lado o frente mío.

Por ejemplo, después de aquel día en la cocina, había vuelto a ver a Lisa por los grandes ventanales de la sala podando los jardines, a pesar de encontrarme tomando el té con Joseph, me resultaba difícil el apartar la mirada de aquella seductora y llamativa imagen, podría decir que me sentía nerviosa por el simple hecho de no saber en qué se basaba la conversación que tenía con Joseph.

"Te encuentro un poco distante Jennie, ¿Está todo bien?"

En mi vida me había perdido en mis pensamientos, por lo menos no como para que las personas a mi alrededor lo notarán, siempre había sido la joven atenta y centrada en todo lo que hacía o decía, y el solo hecho de haber recibido aquella pregunta dos veces aquel día -primero por mi suegra y ahora por mi futuro esposo-, me obligaba a buscar una solución ante dichos problemas.

DONCELLA.Where stories live. Discover now