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Los sueños recurrentes de Kirishima lo atormentaban al comienzo lo dejo pasar, pero cada que soñaba veía diferentes escenarios, pero en todos aparecía ese hombre cuyo rostro no conocía o mejor dicho no podía ver, siempre justo cuando este se acercaba a él, en ese momento despertaba, exaltado.

Su vida laboral seguía como de costumbre, The Kan seguía entre los mejores mangas de la compañía, y sempiterno era un hit, alababan la obra que constarían de dos tomos recopilatorios en el primer tomo se vio la vida del protagonista, terminando justo en el momento que este se entrega a la vida nocturna, donde la sangre es su medio de vida, en su eterna búsqueda del alma de su amante asesinado por los celos de una mujer y las normas sociales que prohibían su unión, salió caro llevar a cabo su deseo de venganza.

Para Kirishima la convivencia con Yokosawa, era natural y muy orgánica, por lo que decidió presentarle a su mayor tesoro, su motivo de levantarse cada día, de ser el mejor en cada una de sus actividades en el día, desde que su amada Sakura se fue de su lado Hiyori sería la única mujer en su vida, Si bien Sakura era la mujer con la que se casó, fue ella quien siempre dio el primer paso en su relación la primera cita, el primer beso e inclusive la pedida de matrimonio, era una mujer fuerte y con mucho carácter y eso le gustaba le atraía y por ello considero que era la mujer adecuada para vivir su vida, pero se adelantó, partió dejándole el más hermoso regalo de amor y vida su hermosa Hiyori.

Cuando Yokosawa Takafumi conoció a Hiyori, la miro con devoción, como el ser más hermoso que en su vida jamás vio.

Abiertamente le dijo que era la niña más hermosa que había conocido jamás, la calidez de la pequeña le robo el corazón, su rostro y gestos eran como los del padre y la energía como la de su madre, esa ocasión lo había invitado a probar la mejor comida del mundo y no se equivocaba, a partir de ese día Yokosawa inesperadamente comenzó a ser más cercano a los Kirishima, pero jamás los veía en el día siempre bajo el pretexto de tener múltiples trabajos que hacer, cosa que a Kirishima molestaba, ya que demasiado pronto se acostumbró a la presencia de ese hombre.

Los sueños en los que aquel extraño aparecía y de aquella casa en el lago empezaron luego de su primer encuentro con Yokosawa pero estos desaparecieron poco a poco al pasar los días, pero la noche en que Yokosawa ceno con ellos, comenzó a tener otros donde besaba apasionadamente a su hoy amigo, la sensación de su lengua caliente, los músculos de su abdomen y brazos eran demasiado nítidos, el sabor de sus labios, la enorme erección propia que se juntaba con la del peliazul, la dureza de sus hombrías el palpitar de su miembro cerca del otro, desataba sonidos obscenos, el sonido de sus respiraciones era caliente y sofocante.

— Tómame, entra en mí, — Le dijo al oído, jadeante susurro al oído su respiración era demasiado caliente mientras sus brazos lo envolvían detrás del cuello.

Despertó, y descubrió una enorme mancha de semen en sus sábanas blancas, era tan vivido, que no pudo olvidar esa multitud de sensaciones, que lo perturbaban, pero al mismo tiempo le excitaba recordar durante el día e inclusive cuando se tocaba como si de un chico en la adolescencia que acababa de descubrir su sexualidad.

Lo peor venia cuando lo miraba, en ocasiones sentía que era demasiado descarado pero el peliazul jamás mostro molestia o algo que le indicará que este estaba siendo obvio o peor aun que lo miraba como la fuente de sus sueños eróticos, Yokosawa nunca mostraba ninguna expresión diferente al seño fruncido o bien seriedad extrema, por ello comenzó a molestarlo de vez en cuando, sacando de el gritos y sonrisas, de estas ultimas pocas pero siempre que lograba alguna se sentía muy bien, demasiado bien para su gusto.

El tiempo paso como es debido, Yokosawa seguía renuente en reunirse en el día, cosa superada, para este entonces, ya se había establecido la fecha para el lanzamiento del segundo volumen del manga y con ello el final de su relación profesional, esto tenía contrariado al castaño debido a que no sabia si el hombre que le eligió para la edición de este continuaría con la relación que habían forjado, pero era entusiasta y sabía que jamás dejaría de ver a su hija que ya mostraba preferencias por su onichan como le llamaba cada que se reunían, onichan esto, onichan lo otro.

SEMPITERNOWhere stories live. Discover now