12 ►Fue un error y ya.

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ORIS FARETT: 

Lo último que sentí fue un Shh... ya está mejor, por parte de Clara; pero la verdad era que no estaba bien, solo les hice saber eso para que se fueran de la habitación y poder llorar tranquila. Ya no resistía pretender verlos como amigos cuando en verdad eran mis abuelos. Me dolía. Además, ¿y Nils? Pasaron las horas y yo no me podía olvidar que había dado mi primer beso con él. ¡Con él! ¡Y no lo podía sacar de mi cabeza! Recordaba lo mucho que me había gustado esa sensación y era lo que más ¡agh!, ¡lo que más me enfadaba! ¡Era Nils! ¡Un chico del pasado! ¡Alguien que estaba volviendo con su ex y que solo nos besamos porque estábamos ebrios! Debía fingir que nada pasó. Sí, nos confundimos y ya, ¿no? A él no le interesaba y no había tiempo de pensar en eso.

Era tiempo de cruzar los dedos y rezar para que no se acordara.

K vergüenza.

En cuanto la fiesta había acabado y la ventana se tornó de un color celeste opaco, supe que debía levantarme y prepararme para ir a ver a ese tipo raro que me atendió al teléfono. Debía volver al presente.

Me levanté con un dolor de cabeza horrible, más que horrible. Cuando me paré de la cama todo se me dio vueltas. Mi abuela solía decirme que mi cuerpo flacuchento debía nutrirse más y que por eso siempre era tan debilucha. Hoy reviví esos recuerdos.

Pero en fin, por suerte mi mochila estaba en una silla llena de ropa y las cuatro piltrafas que tenía estaban en su lugar. Me limité a bostezar y a salir de la habitación, pero al girar de la manilla alguien de imprevisto abrió la maldita puerta y golpeó mi nariz. Perdí el equilibrio y caí al suelo como un saco de patatas.

—¿Oris? —Nils miró por el resquicio.

Ah, mamoncito, ¿quién más iba a ser?

Hazte la muerta.

¡Ahí viene Andy!

—¿Oris? ¿Estás bien?—dijo entre una mezcla de preocupación y un bostezo. Se hincó para verme, pero fingí mi muerte.

Modo tieso.

Me daba vergüenza hablarle, así que Alt +F4.

—¡Oris! —susurró preocupado—. ¿Es en serio?

No toy.

—Venga ya, ni te toqué. No seas dramática.

Él se arrodilló  y me comenzó a sacudir el hombro ya medio asustado; pero no, yo no iba a dar mi brazo a torcer. Ya me había metido en el personaje.

—Oye, Nils, ¿Ya nos vamos para c...? —Sentí la voz de Uren cortarse por las dudas, así que con un ojo medio abierto levanté la cabeza para verificar si era él. Cuando Nils se centró en mí, la agaché nuevamente—. ¿Está ebria aún?

—No sé. ¿Por qué no le das un beso para que reviva?

—Ven que te beso, Caramelito.

—¡NO! —Me enderecé lo más rápido posible—. Ya desperté. 

—Ven, ya párate —ordenó Nils colocándose de pie.

El castaño me estrechó la mano. Perdiendo mi orgullo, accedí, pero como estaba medio débil, me mareé y comencé a retroceder. Lo único que sentí fue sus manos presionándome la cintura para que no perdiera el equilibrio. 

Al elevar mi mirada hacia su rostro no dudamos en separarnos rápidamente.

Era lógico que la incomodidad apareció en ambos; por lo que mantuve distancia y me limité a colocarme mi sudadera. Saqué mi larga cabellera que había quedado debajo y me puse la mochila sin hacer contacto visual con él. Sentí calor en las mejillas. 

Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora