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Confusión

No tenia idea de que hora era, solo sabia que mi alarma aún no había sonado, no tenía clase, era fin de semana, pero sabia que mi residencia seria todo un desastre con la fiesta de anoche.

Debo admitir que la cama de Alexandre era muy cómoda más que la mía, no quería despertarme aun, pero mi lado racional hablo, así que fui, me cambie de ropa, me agarre el cabello en una coleta y salí de su habitación.

No me encontré con nadie, ni en la sala, ni en la cocina, supuse que Alexandre seguiría dormido, no quería despertarlo y molestarlo, así que decidí que me iría de su piso y cuando lo vuelva a ver le diría gracias

Justo cuando estaba por salir la puerta se abrió, era Alexandre ya cambiado y con una bolsa de comida.

-Oh buenos días—saludo el, con una sonrisa. Al parecer ya se había levantado y de un buen humor porque su sonrisa era muy contagiosa.

-Eh... Hola—fue lo único que pude pronunciar.

- ¿Ya te vas? —me pregunto.

-Si, gracias por prestarme tu habitación—le sonreí.

-Pero Ingrith aun no has desayunado, traje un desayuno continental—levanto las bolsas que tenía en la mano.

-Pe... pero no creo...-- no pude terminar de pronunciar porque Alexandre me corto.

-Ingrith tu residencia esta un desastre, seguramente tu amiga esta igual, porque no comes y luego yo te llevo a tu residencia.

-Sabes que no soy una niña pequeña verdad—me cruce de brazos.

-No, pero prefiero que llegues bien—dejo las bolas de comida en la barra de la cocina.

-Está bien—fui a su lado y lo ayudé a sacar todo el desayuno que básicamente tenia huevos revueltos, una tasa de café, una ensalada de grutas y un vaso de jugo.

-Esto fácilmente lo podría haber preparado yo—dije sin pensarlo.

-Vaya chef, no dudo de sus cualidades—se burló.

-Algún día te hare un desayuno mejor que este—presumí.

-Claro chef yo confió en usted—sonrió, de alguna forma Alexandre me hacía sentir como en casa.

-¿Cocinas de todo?—pregunto de repente.

-Si, mi madre me enseño, cuando apenas se enteró que estudiaría en otro país, ella se encargo de enseñarme todo de cocina.

-Vaya, quiero probar esos patillos.

-Te iba a cobrar por mis platillos, pero por ser tu va a ser gratis—le sonreí.

Después de veinte minutos terminamos de desayunar, con Alexandre no paraba de contarle de mi vida, me entere que es una persona con un brillo hermoso, no podía descifrarlo que era, o si era él, pero Alexandre tenía algo que nadie tenía.

-Bueno es hora de ir a tu residencia.

-Si, espero ya este mejor—conteste.

-Seguramente.

En el camino Alexandre se veía muy pensativo, no me atrevía a preguntarle en que pensaba, aunque mi lado curioso no me dejaba tranquila, era difícil descifrarlo.

-¿Está todo bien?—pregunte.

Como siempre la imprudente de Ingrith.

-Eh, si todo bien—apenas me miro.

-Mira no quiero insistir ¿pero seguro? —voli a preguntar.

-Si Ingrith todo bien—siguió caminado.

Sonríe una ultima vezWhere stories live. Discover now