𝟎𝟓| 𝙲𝚘𝚗𝚏𝚎𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜

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El frío viento golpeaba contra su piel, pero no sabía decir con claridad si realmente era el frío de la noche o el frío corazón de Gustav

—¿No respondes de nuevo?—
—Si, ¡Que eres aburrido!—
—Ya lo dijiste—Respondió sin importancia

—Las personas que prefieren el silencio son personas aburridas, yo no soy fastidiosa ni irritante—
—Yo no dije que t.....—

—Shhh—Siseó— Soy alguien muy divertida, Y si no logras verlo es porque eres torpe...—

El silencio se hizo presente, ambos se miraban, Jane se sentía nerviosa, con un nudo de sensaciones en el estómago en cambio Gustav. Gustav no sentía nada

—Tan torpe que te gusto ¿No?—Dijo a secas, las mejillas de Jane se ruborizaron al instante
—¿Quién ha dicho eso? Jamás dije que tú me gustas, prefiero a los morenos antes que los rubios—

Los labios de Gustav se curvaron mostrando una sonrisa de lado, apenas dejando ver sus dientes, provocando que Jane se atontara más frente a él, el rubio se recargo en el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras Karamela seguía ronroneando por los pies

—¿De que te ríes?—Refunfuño Jane

—Eso no fue lo que dijiste el otro dia—Contesto—Pero a decir verdad me importa muy poco como te gusten—

Infeliz, canalla. Mis palmas se cerraron hasta formarse en puños fuertes, quería reventarlo, quería encerrarlo en una caja y devolverlo a Rusia

—Pues no te emociones, me gustan los rubios pero tú no eres mi tipo—
—Vale....—Contesto

Y esas respuestas eran como una apuñalada en el pecho. Sus dientes se apretaron cuando juraba escuchar la voz de Tom; ¡Callalo!¡Callalo!¡Vamos, hazlo!¡Callalo!

—Mira, si venías hablarme del silencio y de tus gustos déjame decirte que me....—

—Cállate, no puedes hablar—Interrumpió Jane—Yo estaba aquí antes que tú, por lo tanto cuando te diga que te calles tú te callas—

El rubio levantó una ceja indignado, obedeció y se callo, mientras que Jane buscaba las mejores palabras para hacerlo sobre pensar, el movía su pie derecho desesperado para meterse a casa pero Jane seguía pensando con la mano sujetando la puerta

—¿No piensas decir nada?—
—¿No dices que me calle?—
—¡No!¡Quiero que me hables! Que me digas algo, quiero agradarte—

—¡¡GUSTAV!!—la voz de Mica se escuchó por la calzada con las manos bien alzadas y una sonrisa grande—¡He llegado! Perdona la demora. ¡Oh!¡Jane! Hola ¿No tienes frío?—

Ella se quedó en silencio, mirando a Micaela de pies a cabeza, venía con una chaqueta rosada de tela suave, unas zapatillas blancas muy femeninas y una diadema que le sostenía el pelo. Pero sobre todo y lo más importante, tenía una bolsa con comida

—¿No es noche para venir hacer el trabajo?—Preguntó Jane

—Y quien dice que necesariamente tenemos que reunirnos solo para el ¿Trabajo?—Contesto Mica—Gustav es nuevo por aquí, quiero hacerle sentir que pertenece aquí—

El rubio sonrió cálidamente, sonrió pero no para Jane si no para ¡Micaela!
Su pequeño corazón se hizo pequeño queriendose largar y correr directamente a su cama a lloriquear

—No vienes ¿Jane? Mi madre ha hecho rollitos de jamón con queso—
—Oh...bue...—
—¿No tienes que irte ya? Dijiste que hoy era el cumpleaños de tu papá ¿No deberías estar con él festejando?—Hablo Gustav

𝗠𝘆 𝗡𝗲𝘄 𝗡𝗲𝗶𝗴𝗵𝗯𝗼𝗿; Gustav SchaeferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora