Capítulo 37 (ESPECIAL)

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Capítulo 37 (ESPECIAL)

Black

El amanecer esta entre mis pupilas, siento el llanto sobrepasar mis mejillas y pasan por mis labios, donde pruebo las gotas saladas. En medio de mi débil movimiento, solo inhalo en lo más profundo, no necesariamente con un cigarrillo. Mi vista se va reflejando poco a poco en las nubes, las veo de diferentes colores y me suspiran que puedo seguir avanzando.

Me quedo tranquilo y gozando de mi propio dolor, ese que te quema no solo en el corazón, sino en mi cabeza. Mi mente está viajando al más allá sin darse cuenta en que tiempo estamos y lo que ha ocurrido en el transcurso de estos meses, llenos de lágrimas y emociones sin sentido. Voy navegando sin rumbo a un lugar donde no existe, solo mi subconsciente sabe que ya es mañana por la apuesta de sol que me presenta Dios ante mis narices.

Escucho la sierra, el olor a madera, el inalcanzable grito de una madre desesperada por regañar a su hijo, la habladera de chismes de los vecinos, el ruido de motores. Para mí todo eso no tiene sentido, no sonrió, sigo estando serio y con el ceño fruncido. Ya he perdido la noción de mi sentimentalismo, todo es tristeza y soledad. Maldita soledad, ella no sabe el dolor en mi pecho, no entiende porque estoy así y cuál es mi razón para vivir.

Empiezan a sonar los instrumentos musicales, la trompeta suena con delicadeza y se va metiendo lentamente en mi cerebro, dejando que descanse un poco. Mis ojos se cierran de inmediato e imagino que estoy en una especie de paraíso donde solo existo yo y mi madre. Ella me observa de pies a cabeza, va examinando mis ojos y luego me agarra la mano para acariciarla. La echo tanto de menos y desearía que estuviera conmigo siempre. Emboza una sonrisa y me pide que caminemos a la orilla de la playa.

No hay olas, el tiempo está soleado y todo parece indicar que mi sueño es sereno y sin tantas matanzas. Últimamente estoy soñando que tengo un arma y destruyo todo el planeta, solo me pasa a mí por estar viendo películas de acción. En fin, seguimos caminando y observo que ando vestido playero, no tengo zapatos y ando descalzo; la arena caliente no afecta mis pies y ellos siguen como si nada estuviera pasando.

Soñar con mi madre me hace reflexionar muchísimo sobre mi vida y los errores que he estado cometiendo en los últimos años. No soy perfecto, tampoco deseo serlo, pero si necesito tranquilidad y armonía.

Nos sentamos en unas rocas, donde los pies quedan colgando y el agua pasa inadvertido. La brisa azota nuestros cabellos y los enreda. Admito que es divertido estar en un ambiente como este, no hay ruidos, y las cosas se ven muchísimo mejor.

— ¿Por qué me abandonaste? —pregunto aprovechando la ocasión—. Te necesito, madre. Estoy sufriendo demasiado.

Mi madre está vestida como un ángel, se nota su felicidad y parece estar disfrutando su inmortalidad. La veo más feliz y eso me hace sentir mejor.

—Eres idéntico a tu padre, Black. No puedes negarlo. —Me toma de la mano.

—Respóndeme, madre —le digo sin alzar la voz.

—Cariño, no te he abandonado. Tengo una suplente en la tierra y lo esta haciendo muy bien —me dice con una sonrisa en los labios.

— ¿Te refieres a Camila? —trato de adivinar.

—Sí.

— ¿Qué puedo hacer si tu no estás?

—Dejar el orgullo y abrazar la vida, Black. Lo amas, hijo y debes esforzarte y ser feliz. ¿Qué tanto te mortifica?

—Él necesita una persona que le de amor y cariño, yo no doy nada de eso, madre. Me cuesta abrirme muchísimo, a pesar de que lo conozco de toda la vida.

Black & Sam © (BORRADOR)Where stories live. Discover now