𝟐𝟖| 𝙲𝚘𝚖𝚒𝚜𝚊𝚛𝚒́𝚊 𝚎𝚗 𝚙𝚎𝚍𝚊𝚣𝚘𝚜

970 133 62
                                    

Gustav dió un paso enfrente, sus labios se curvaron mostrando una sonrisa peligrosa y afilada, sus ojos no parecían mostrar miedo aunque por dentro lo tenía, ir al presidio lo atemorizaba, y no estaba dispuesto a ir tan fácilmente

—Tantos pantalones tienes Koen, dispara aquí mismo, porque no voy a ir a la cárcel—
—Iras.... No tienes salida—

—Siempre fuiste tan metichon—Dijo Gustav—Debí deshacerme de ti desde el primer momento—

—Tu mataste a Lexi ¿No?¿A Olivia?—
—Oliviaaa.... Si, yo la mate—

—¡INFELIZ!—Gruño Koen

—Pero con lo de Lexi estás muy equivocado, no fui yo quien lo hizo, pero ganas no me faltaban, siempre dando órdenes que me explotaba la cabeza—Respondió

Las manos de Koen temblaban pero aún así mantenía firme el arma frente a Gustav, dolido y sufrido por una gran traición que no esperaba

—Te admiraba Gustav....—
—No seas ridículo—
—Jure que acabaría con los narcotraficantes, para defender está ciudad y lo voy hacer—

Antes de que Koen pudiera sacar las esposas, Gustav le golpeó el mentón, después tomó su brazos hasta apretarlo con fuerza para que Koen soltará el arma, y cuando fue así, el arma cayó al suelo. Koen no tardó en defenderse y menos Gustav, nadie podía oír la pelea dentro de la oficina

—Debiste tener las manos quietas—Refunfuño Gustav, tenía las manos sobre el cuello de Koen

Este pataleaba para conseguir el oxígeno, su rostro se había vuelto rojo, buscaba entre el suelo algo para defenderse no había nada más que la chimenea cerca, no dudo en tomar una caña encendida, con las pocas fuerzas que tenía se lo enterró por el abdomen y de esta forma Gustav empezó a sentir el ardor, soltó a Koen de inmediato llevándose las manos a su torso. Koen aprovecho para recuperarse, se puso de pie tratando de buscar otra arma pero no había más

—Eres un hijo de perra Koen, esto lo vas a pagar muy caro—Se quejo Gustav—Debiste jalar el gatillo cuando tuviste la oportunidad—

—Yo no soy un asesino como tu—.—Eso nos hace diferentes—

Koen tenía la respiración agitada mientras se mantenía detrás del escritorio, y Gustav se quejaba de la quemadura mientras él se encontraba de lado de los sillones, ambos se miraron, y entonces la puerta se abrió, dejando ver a la señora de limpieza con la cubeta llena de agua y un par de trapos

—He....—titubeo

Gustav tomó el arma con velocidad y acorralo a la mujer, tomándola de rehén

—¡Gustav Suéltala!—
—Voy a irme de aquí, darás la orden de que nadie dispare y está bella señora no le pasará nada—
—¡Auxilio!¡Por favor!—Lloraba
—¡Cállese si no quiere que le cierre la boca!—Refunfuño Gustav

La mujer empezó a llorar desesperadamente, Gustav salió de la oficina con la mujer arrastrándola, y cuando salió del pasillo todos sus compañeros se pusieron de pie, preocupados por lo que veían

—Que ninguno se mueva, porque les reviento la cabeza. Mantengan las manos en dónde las puedas ver—Ordeno Gustav

Antes de que Koen saliera de la oficina este ya había pedido refuerzos, camino detrás de Gustav con arma en mano, decidido a dispararle para mantener a la mujer a salvó

—No vas a salir de aquí Gustav—Dijo Koen—Un paso más y te juro por todo el aprecio que un día te tuve que te disparó—

Gustav sonrió nervioso al oír un montón de sirenas de patrullas

𝗢𝗻𝗲 𝗢𝗳 𝗨𝘀; Tokio Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora