3. El Recipiente de Sukuna

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Seto caminaba por las calles de Tokio con las manos en los bolsillos, una expresión de fastidio en su rostro. A su lado, Itadori prácticamente saltaba de emoción, una sonrisa de oreja a oreja plasmada en su rostro.

"Oye, Itadori", dijo Seto, mirando a su compañero con suspicacia. "¿A dónde demonios vamos?"

Itadori se volvió hacia él, sin dejar de sonreír. "¡Al cine, por supuesto! Hay una nueva película de acción que muero por ver".

Seto se detuvo en seco, su ceño frunciéndose aún más. "¿Y por qué rayos tengo que ir yo contigo?"

Itadori se rascó la nuca, luciendo un poco avergonzado. "Bueno, es que no quería ir solo, ¿sabes? No es tan divertido sin compañía".

Seto puso los ojos en blanco, cruzando los brazos sobre el pecho. "Eso no responde a mi pregunta, Itadori. ¿Por qué yo, de entre todas las personas?"

Itadori lo miró de arriba abajo, como si estuviera evaluando su apariencia. "Bueno, es que estás un poco pálido, Zenin. Pensé que algo de sol te haría bien, ya sabes, para que no parezcas un vampiro todo el tiempo".

Seto sintió que una vena comenzaba a palpitar en su frente. "¿Me estás diciendo que me arrastraste hasta aquí porque crees que necesito un bronceado?"

Itadori levantó las manos en un gesto defensivo, retrocediendo un poco ante la mirada fulminante de Seto. "Oye, oye, tranquilo. Solo era una sugerencia amistosa, ¿sabes?"

Seto resopló, pasándose una mano por el cabello con frustración. "Mira, Itadori, odio el cine. Es ruidoso, está lleno de gente molesta y la comida es ridículamente cara. Así que, gracias pero no gracias".

Se dio la vuelta para marcharse, pero la voz de Itadori lo detuvo. "Vaya, Kugisaki tenía razón. Eres un grosero, Zenin".

Seto se volvió lentamente, sus ojos entrecerrados con sospecha. "¿Qué has dicho?"

Itadori se cruzó de brazos, enfrentando su mirada con determinación. "Ya me oíste. Kugisaki me advirtió que eras un cascarrabias, pero pensé que exageraba. Ahora veo que tenía razón".

Seto apretó los puños, sintiendo cómo su ira crecía. ¿Así que Kugisaki había estado hablando de él a sus espaldas? ¿Y con Itadori, de entre todas las personas?

"No me importa lo que Kugisaki o tú piensen de mí", espetó, dando un paso amenazador hacia Itadori. "No estoy aquí para hacer amigos o perder el tiempo en estúpidas películas".

Itadori, sin embargo, no retrocedió. En su lugar, su expresión se suavizó, casi como si sintiera lástima por Seto. "Sabes, Zenin, no tienes que ser tan duro todo el tiempo. Está bien relajarse y divertirse de vez en cuando".

Seto resopló, desviando la mirada. "La diversión es para los débiles. Yo tengo cosas más importantes de las que preocuparme".

Itadori suspiró, sacudiendo la cabeza. "Como quieras, Zenin. Pero algún día te darás cuenta de que la vida es más que solo entrenar y ser el más fuerte".

Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el cine, dejando a Seto atrás con sus pensamientos.

Seto lo observó alejarse, una mezcla de ira y confusión bullendo en su interior. ¿Quién se creía Itadori para darle lecciones de vida? Y más importante aún, ¿por qué las palabras del chico parecían haber calado tan hondo en él?

Sacudiendo la cabeza, Seto se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta, decidido a olvidar todo sobre este encuentro.

Pero incluso mientras se alejaba, no pudo evitar que las palabras de Itadori siguieran resonando en su mente, como un eco persistente que se negaba a desaparecer.

El olvidado Maldito (Oc X Jujutsu Kaisen)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora