Somos culpables

8. El idiota que no la amo

Habla la autora de esta historia:

En este capitulo va a salir la canción "Desde mi cielo", esta es muy bonita, y de verdad os la recomiendo, es hermosa, sobre todo la letra. Es del grupo que recomiendo siempre: Mägo de oz. Os la recomiendo muchísimo.

Estaban en la hora del patio, como era habitual. Se sentaron ellos dos en un banco y Lucas se colocó las manos en la cabeza, le iba a contar todo lo que pasó cuatro años atrás, el motivo que todavía los perseguía a ambos.

— Muy bien, primero de todo; ni se te ocurra contarle esto a nadie.

Eduardo aseguro que no diría nada a nadie, y entonces empezó a explicar lo que había pasado, porque ella le guardaba tanto rencor, y el motivo por el cual odiaba la palabra "Puta".

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Lucas:

Éramos de primero de la eso, yo quería ganarme 20 euros, así que hice una apuesta. A cambio de ese dinero yo seduciría a Ainara, la chica a la que todos llamaban "la indomable", no me parecía complicado, y no lo fue, simplemente me tuve que hacer su amigo y gustarle.

No me fijé en que, realmente, ella era buena persona. Tenía tan presente la apuesta, que no ví lo que tenía enfrente, a la persona que tenía delante.

Fui el idiota que no la supo apreciar.

Quise llevar la apuesta al otro extremo. Hacer el suculento con ella y sin protección, eso suponía más dinero para mí. Pero no conte en algo crucial en las relaciones sexuales.

En una hora del patio la llamé, le dije que debía hablar con ella y fue donde yo quería, al baño. Ella era inocente, no era consciente ni de mis intenciones, ni de que acabaría pasando lo que yo quería. Se metió en el baño, yo ya estaba allí, y la metí en el que estaba yo.

Ella no entendía que sucedía, hasta que le dije cuatro cosas que le cambiaron la perspectiva de todo, había caído en mi red, entonces la besé apasionadamente, engañandole, mintiéndole.

Luego de haber conseguido robarle la virginidad, me fui, ella seguía metida en el baño y se lo conté todo a mis supuestos amigos, aunque al final simplemente me dieron diez euros, no más.

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Narradora:

Eduardo seguía impactado, se había dado cuenta de que tenía un cabrón frente a sus ojos. Él había llegado cuando Ainara ya se había ido, y vió la herida en el corazón de Lucas, pero pensó que la culpa era de ella no de él.

Finalmente, y pudiendo reaccionar, Eduardo solo pudo soltar una cosa, una sola frase:

— Eres el idiota que no la amo.