11. "Revelaciones"

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— ¿Esto es en serio? —La voz de Axel inunda mis oídos, pero no despego la vista de la pantalla de mi computadora—, ¿esto es lo que haces en tu tiempo libre?, ¿no sales?, ¿no tienes una vida social?, ¿un chico con quien follar?, ¿algo?...

Trato de concentrarme en el proyecto de literatura en el que trabajo, pero una pequeña sonrisa irritada tira de las comisuras de mis labios. Las irrefrenables ganas que tengo de rodar los ojos al cielo se hacen presentes, así que no las reprimo.

A pesar de esto, soy capaz de sentir cómo la diversión se filtra en mi cuerpo poco a poco. Aunque trate de negarlo, Axel me hace reír más veces de las que puedo contar en un solo día.


—Estoy haciendo una tarea, ¿puedes guardar algo de silencio? —Digo, sin siquiera girarme para encararlo. Trato de sonar neutral e, incluso, algo molesta, pero sé que puede notar la sonrisa en mi voz.

—Eres tan aburrida —suspira, con fingido pesar—. No entiendo qué fue lo que Mikhail vio de interesante en ti.

—Yo, por el contrario, puedo comprender perfectamente porqué son tan buenos amigos —suelto, con lo que pretendo que sea un tono distraído y aburrido.

—Quiero informarte que seremos amigos sólo hasta que consiga que quiera follarme —suelta, con indignación y mi sonrisa se ensancha. En el poco tiempo que llevo conociéndolo, he descubierto que el no haber conseguido que Mikhail se le echara encima como -según él- todo el mundo hace, hiere su hombría y su sexualidad—. Una vez que descubra lo bueno que soy en la cama, estarás fuera del juego, cariño.


Mi sonrisa se hace aún más grande al tiempo que niego con la cabeza. Odio admitirlo, pero Axel ha hecho que los días sean un poco más llevaderos. Tenerlo cerca, hace que me sienta cerca de Mikhail de alguna u otra manera. Me hace guardar la absurda esperanza de que, quizás, el demonio de los ojos grises aparecerá un día aquí, en esta habitación, y todo será como si nada hubiese ocurrido.


Hace ya una semana que Axel apareció en mi vida de la nada y no se ha marchado desde entonces. Después de haberme pedido que me pusiera en peligro para traer de vuelta a Mikhail -y de haberme negado rotundamente a hacerlo-, decidió que debía pasar todo el día detrás de mí.

Él asegura que no me dejará sola porque puede que Mikhail acuda a mí en cualquier momento, pero no me engaña. Sé que me sigue porque me protege. Porque protege los intereses de su amigo.

Por lo poco que me ha contado, si su superior se entera que ha dejado abandonado su trabajo, podrían asesinarlo. Debo admitir, sin embargo, que no sé cómo me hace sentir el hecho de que los demonios se cuiden entre sí. No es el tipo de camaradería que esperas ver en seres de su naturaleza.


Axel, por otro lado, me sigue a la escuela a diario; sin embargo, por el contrario de Mikhail, él no puede ser visto por nadie que no sea yo. Según me explicó, esto se debe a su categoría de demonio de Segunda Jerarquía. Ningún demonio de Segunda o Tercera Jerarquía es capaz de ser visto por el ojo humano; y no porque no lo deseé, sino porque no son lo suficientemente poderosos como para hacerse presentes de manera corpórea; aunque, si me lo preguntan, Axel luce bastante corpóreo para mí.

A pesar de eso, se ha encargado de hacer varios destrozos en la escuela. Su naturaleza de íncubo, -alias "demonio de la lujuria"-, ha provocado una oleada extrema de alumnos encontrados en pleno acto sexual en lugares como la biblioteca de la escuela o el estacionamiento de los maestros. Él, sin embargo, no parece para nada arrepentido de haber logrado que un par de parejas fuesen expulsadas por sus actos desvergonzados.

DEMON © ¡A la venta en librerías!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora