18. "Redención"

352K 40.8K 47.2K
                                    




El sabor mentolado se mezcla con el de mis lágrimas cuando la lengua de Mikhail se abre paso dentro de mi boca sin pedir permiso. Un estremecimiento de puro placer me recorre de pies a cabeza y se entreteje con las sensaciones devastadoras que amenazan con destrozarme.

Mis dedos temblorosos se aferran a su chaqueta con más fuerza y un sonido, mitad sollozo y mitad gemido, brota de mis labios. La opresión en mi pecho lucha contra la abrumadora sensación de calor que los besos del demonio evocan y el choque de sentimientos encontrados me aturde.


La ira, el rencor, la desesperación, la angustia, la tristeza, la confusión, la oleada de sentimientos crecientes que tengo hacia Mikhail... todo se funde entre sí y no puedo pensar. No puedo hacer otra cosa más que llorar y corresponder su gesto ávido y desesperado.

"¡No!" Grita una parte de mí, pero no me muevo. No dejo de aferrarme a él con toda la fuerza de mi cuerpo.

"¡Bess, detente!"

Sus manos abandonan el agarre implacable que ejercen en mí, sólo para ahuecarse en mis mejillas.

"¡Dejó que tu familia muriera, maldita sea!"

Entonces, me aparto con brusquedad.


Apoyo mi frente en su barbilla e inhalo profundo, en un intento desesperado por recuperar el aliento.

—N-No puedes pretender arreglarlo todo con un beso —digo, en medio de un sollozo—. No puedes hacer esto. N-no cambia nada.

Un sonido estrangulado y torturado brota de mí, y trato de apartarme, pero él envuelve sus brazos alrededor de mi cintura una vez más.

—Bess... —su voz es una súplica.

—Eres un asesino —digo, con voz apenas audible—. Los dejaste morir a todos.

—No podía salvarlos, amor.

—S-si podías. Lo dijiste —mi llanto aumenta y trato de deshacerme de su abrazo una vez más. Esta vez, lucho con más fuerza que antes, pero él no cede ni un poco.

—Bess, por favor, necesito que me escuches —pide, pero yo empujo con más fuerza.

— ¡Suéltame! —Digo, en un siseo enfurecido y él empuja mi cuerpo contra la puerta detrás de mí para después tomar mi cara entre sus manos.


El control en su expresión vacila, cambia y se transforma en algo oscuro y desesperado.

— ¡Maldita sea, Bess!, ¡escúchame! —Espeta, con brusquedad. La ira, la frustración y la angustia tiñen su voz de forma extraña y la hacen sonar dura y violenta—, ¡no podía salvarlos, con un carajo!, ¡no podía!, ¡hay reglas!, ¡si los hubiese salvado habría pasado el resto de la eternidad en un jodido pozo del Infierno! —Su expresión se suaviza ligeramente al ver el pánico en mi mirada, pero no es hasta que toma un par de inspiraciones profundas que vuelve a hablar. Suena mucho más calmado para entonces—: Si un demonio o un ángel interfieren con el destino de un ser humano, lo paga con sangre —su voz suena controlada y nivelada ahora, pero aún hay una sombra de desesperación en ella—. Hay cosas peores que la muerte, Bess. Para nosotros, el castigo por influir en la vida de ustedes, es espantoso —sacude la cabeza—. Te salvé a ti porque aún no era tu tiempo. Ellos ya no tenían más que hacer en este mundo.


Un torrente de lágrimas nuevas escapa de mis ojos y, de pronto, lo único que quiero hacer es hacerme un ovillo en una esquina de la habitación y desaparecer.

DEMON © ¡A la venta en librerías!Where stories live. Discover now