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La mamá me ha vuelto a dejar sola, y yo no entiendo por qué pone tantos seguros en la puerta.

Pero el hecho concreto y que me importa es ese; que ya no está.

Ato mi cabello mientras me miro en el espejo y entonces decido que saldré de la habitación.

En ésta casa sólo hay tres reglas: 

La primera es jamás salir sin el permiso de la mamá, la segunda es jamás escuchar a papá, y la tercera es que a las diez debo estar dormida. Mamá es estricta con éstas cosas, y a mi no me gusta verla enojada, así que obedezco en todo lo posible.

Cuando mamá está en casa todo se torna difícil, ella ignora a todo lo que nos rodea, y a veces pienso que me mira como si no fuese su hija. A veces cuando me porto mal ella hace cosas sin mi consentimiento, y yo a veces quiero herir a mamá. Ella hace una comida que no sabe tan buena, y no le gusta que le llame mamá.

 Rara... mamá es rara, pero ahora mismo no está en casa.

Es el momento en el que todo cobra vida.

Doy vueltas por mi cuarto, y el blanco color de las paredes me hace sentir en un lugar que se expande mucho más allá de lo que en realidad hacen. No hay ventanas, pero puedo escuchar a las aves cantando.

"Papá te habla" me avisa una voz, y yo niego con la cabeza.

-No puedo hablar con papá- le dejo saber. Pero insiste.

"Habla con papá" -No...- "El ocupa decirte algo"

Tapo mis oídos para no escuchar a su petición, pues sé que la mamá se enojará si yo salgo de mi habitación y voy hacia donde papá está.

-La otra vez mamá me castigó, debo ser buena- le repito enojada, pues odio que siempre me insista en hacer cosas que no quiero hacer. -Mi cuerpo dolió, y no quiero-

Entonces una segunda voz se le une, es aguda, y alta... mi cabeza va a explotar.

"Hazlo" "Sal de la habitación" cada vez me grita más alto, y no importa cuánto apriete mis oídos, ella sigue ahí.

-¡Bien!- me rindo ante ella y corro hasta la puerta. Hay puesto un seguro, pero sin que la mamá me viera yo la miré ocultando llaves de repuesto justo aquí. Así que abro el cajón junto a la puerta y las busco entre todas éstas pequeñas cajas. 

Las tomo entre mis manos, abro todos los seguros, y sólo en ese momento aquella molestia desaparece.

Miro en el pasillo, mi casa es enorme y vacía. Blanca e intocable.

Pero si las hadas blancas me atrapan aquí, estaré acabada.

Camino en silencio por el pasillo, mis pies descalzos son ágiles en la alfombra gris. 

¿Hace cuánto no tocaba ésta alfombra? mucho...o poco, no lo sé realmente.

Papá se encuentra en la habitación del fondo, lo sé porque el me llama siempre. Sus gritos llamando mi nombre me alcanzan hasta mi habitación.

"Papá te extraña" susurra aquella voz en mi mente y yo asiento. 

Escucho a papá hablar desde el otro lado de la habitación, ¿me habla a mi acaso?.

-Papá...- le llamo cuando estoy frente a la puerta de su cuarto.

Silencio... silencio... y luego un fuerte golpe contra la puerta.

-¡Hija!- el me reconoce al instante, pero su voz suena distinta a antes.

No lo puedo ver si no abro la puerta, pero no me atrevo a abrirla. 

Nuestro propio mundo ☠ TaehyungWhere stories live. Discover now