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22 de Diciembre 1928

Nadie me va a apartar de Taehyung.

Las chicas no parecen saber lo que les espera, y mientras la noche cae yo las miro con desprecio.

Quiero matarlas....

Quiero ver su sangre pintando las paredes...

Quiero estar con Taehyung.

-Cuando ellas no estan... tu y yo estaremos juntos...- susurra contra mi oído, y las luces del pasillo comienzan a apagarse.

Son las diez... hora de dormir.

-¿Para siempre?- le pregunto mientras veo a las chicas acostarse en sus camas, susurrando cosas que poco me importan.

El besa mi mejilla.

-Para siempre-

...

Todo está oscuro, y no hay nadie en el pasillo. 

Duermen... desde hace un rato ya. Y Taehyung sigue a mi lado, lo puedo sentir.

Me levanto de la cama y me dirijo al interruptor. Necesito las luces encendidas pues de otra forma, ¿cómo veré su hermosa sangre derramada en las sábanas blancas?.

Miro a Taehyung, el cual también se levanta y camina hacia mi con una sonrisa.

-Hazlo por mi...- me pide con esos bellos ojos oscuros a los que amo tanto.

-Por nosotros- le respondo segura de lo que haré.

Caminó hacia el mueble de madera que hay, pero frunzo al ceño cuando logro ver que no hay cajones ésta vez. Apenas un espejo ovalado.

Volteo a la cama de las chicas, y busco alguna solución.

-¿Recuerdas lo primero que te enseñé?- me pregunta Taehyung, y entonces yo sonrío.

Subo mis manos hasta mi cuello y lo miro. El asiente.

Camino hacia la cama de la chica que sólo veía a la pared, y me pregunto el motivo por el que habrá querido interferir en mi perfecto mundo.

-Nadie dañará a Taehyung...- le aseguro en un susurro, y entonces las voces vuelven a acompañarme.

"Mátala" suplican ansiosas.

Lo haré.

"Mátala ya"

Pongo mis manos en su cuello, y siento algo de lástima porque ya que está dormida no podré ver sus expresiones graciosas en busca de aire.

Aprieto con todas mis fuerzas, y ella se despierta asustada. Pero es tarde para ella...

Empujo mis manos cada vez más, hasta el punto en que su cuello se hunde ligeramente en el colchón. Ella toce con dolor y yo río feliz.

Su cuello es más blando que el de mamá, y se siente bien todavía. 

Poco a poco ella pierde la fuerza, y las lágrimas salen de sus ojos. No llegará al veintitrés. 

Nadie lo hará.

Deja de respirar, y yo sigo presionando su cuello. Taehyung comienza a aplaudir mientras da pequeños brincos de alegría frente a mi, y yo le sonrío alegre. Me gusta verlo así de emocionado.

Nuestro propio mundo ☠ TaehyungWo Geschichten leben. Entdecke jetzt