Mi habitación siempre ha sido mi fortaleza, el único lugar en el universo donde puedo sentirme seguro ante cualquier peligro que exista; sea real o imaginario, mi habitación evitará que me alcance.
Sin embargo, mi habitación es como mi mente, puede ser perturbada por insignificantes detalles: ruidos, sombras, oscuridad e inclusive el mismo silencio absoluto que me acompaña cada noche.
Vivir en familia tiene sus ventajas, pues a pesar de las discusiones y prohibiciones, la compañía siempre es grata después de una larga y solitaria tarde.
Como todos los días, llego de la escuela para entrar a mi habitación, prendo la televisión para que exista un ruido que calle el silencio de la soledad y enseguida prosigo a encender mi computadora.
Después del aburrimiento típico de las redes sociales y cuando solo me quedo a verlas por no tener nada mejor que hacer, decido pasar a lo que más disfruto: una lectura corta de miedo.
Siempre he disfrutado el placer que se tiene al tener miedo; la sensación de inseguridad en la seguridad, el saber que algo puede pasar, que sin embargo no pasará. Es difícil de explicar la sensación que tengo cada vez que siento miedo a lo irracional.
Comencé joven, escuchando leyendas urbanas, viendo caricaturas bizarras y oscuras. Para mí el miedo es parte de la vida misma, el miedo a creer que algo increíble puede suceder.
Los creepypastas fueron increíbles en su momento, algo original, jamás visto. Criaturas con poderes fantásticos que podrían aparecer en la puerta abierta de tu cuarto en cualquier momento, o asesinos que escaparon de centros psiquiátricos y que en la noche estarían dentro de tu refugio más sagrado.
Sin embargo, la monotonía llegó y la originalidad se fue, seguida de convertir algo tan terrorífico en simples imágenes de personajes que más que miedo daban pena; criaturas que llegaron a tensionar cada musculo de tu cuerpo ahora solo eran figuras populares e incomprendidas que tienen el cariño y la admiración de miles de personas. El miedo se volvió un juego.
Y es curioso que uno ya no pueda contar con su mente para perturbar su alma, así que solo queda buscar ayuda en videos perturbadores que puedan ayudarte a formar aquellos temores que tanto anhelas.
Y cuando la fantasía se vuelve tu realidad, el sonido estrepitoso de un trueno te trae de vuelta a nuestro mundo, el sonido de las gotas de lluvia que chocan contra los cristales te recuerda cerrar las ventanas de toda la casa.
Pero algo te detiene, miras la puerta abierta de tu habitación y solo puedes observar la inmensa oscuridad que existe más allá de ella. Un relámpago ilumina aquellos objetos que se encuentran a distancia de la habitación solo por un segundo, y aunque sabes que realmente no viste nada, la duda persiste si en verdad es así. Tu mente te dice que puede que exista algo ahí, deseas que exista algo ahí, y al mismo tiempo temes que se vuelva realidad aquel pensamiento.
Reaccionas y recuerdas las ventanas, ya eres mayor y el miedo a la oscuridad quedó muy en el pasado, pero aun así, sientes la necesidad de correr y encender la luz.
Te levantas dirigiéndote a la puerta. Aunque tratas de parecer calmado y caminar lento, tu corazón comienza a acelerarse y tus pensamientos te muestran todos los horribles acontecimientos que pueden pasar si llegas a la puerta.
De reojo miras cómo algo vuela en tu ventana, y en un segundo sientes un frío terrible mientras volteas. Entonces ocurre, un sonido estrepitoso te sobresalta, quedas paralizado por apenas unos segundos y sientes cómo tu corazón aumenta su ritmo mientras de tu boca evoca un leve grito... El viento entró y azotó tu puerta, te ríes de la tontería que tanto te aterró, mientras dices que todo se encuentra en tu imaginación.