y sí, aprendí que todos los flacos van y vienen, todo el tiempo, pero vos, justo vos, te quedás a torturarme el alma con tu dulzura espontánea y tu abandono recurrente.
18
y sí, aprendí que todos los flacos van y vienen, todo el tiempo, pero vos, justo vos, te quedás a torturarme el alma con tu dulzura espontánea y tu abandono recurrente.