él era tan bello, pero no me generaba nada.
no era el único, había otros, tampoco me emocionaban.
me gustaban sus besos, sus abrazos, sus caricias, sentir un poco de su calor de vez en cuando; pero luego se volvía irrelevante en el resto de mi día.
¿me sentía mal por no corresponder su cariño? claro que no; ¿eso estaba mal? probablemente; ¿yo estaba mal? lo puedo asegurar.
el amor se había apagado en mí; ese corazón, tan cálido algún día, se había congelado y no podía sentir, no quería sentir.
¿sentimientos? los tenía si, por las personas que ya quería, que no me habían fallado, que siempre estaban ahí, jamás dejaría de quererlos.
¿confianza? tal vez, muy poca, en ciertas personas; la forma en que me habían fallado me hacía temer confiar en cualquier persona, incluso en mi misma.
tal vez usar esas personas para intentar llenar un vacío emocional que no podía ser aliviado estaba mal, no lo sé, era como un agujero negro que tragaba todo el cariño a su paso y nunca estaba satisfecho.
era egoista, no quería entregar mi alma pero quería la de todos solo para mí.
a veces, tan solo quería acariciar esas almas, hacerles creer que todo estaría bien, sabiendo que en cualquier momento desaparecería; otras veces sus almas eran inexistentes, tan solo era una atracción física que llevaba a un corto plazo de relación que yo misma acabaría días, con suerte semanas, después de tener lo que quisiera.
me convertí en lo que más odiaba: siempre me usaron y ahora yo estaba usando.
tal vez era mi corazón, más fuerte y más valiente, tapando sus heridas y evitando nuevas; tal vez era el rencor, dolido por la traición queríendo vengarse; o tal vez solo mi mente, frustrada, queriendo olvidar a esa persona que la había engatuzado, engañado y abandonado sin remordimientos.
nunca lo sabré, nunca entenderé, ¿por qué hice aquello que tanto dolió en mi? a veces la vida nos golpea y nuestra realidad da giros de 180 grados dejandonos mal parados.
