CAPÍTULO 3 - NUESTRO DESTINO.

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-¿Padre, cómo puede ser tan cruel?- reprochó KyungSoo con enfado, decepcionado por las acciones de su progenitor.

-¿TE ATREVES A CUESTIONARME? Después de todo lo que he hecho por ti, soportando POR AÑOS, en silencio las burlas, las... miradas compasivas de los otros dioses. Todo a causa de esta patética apariencia con la que te muestras...- las palabras del dios eran dagas filosas atravesando el pecho del pelirrojo. Por medio de los ojos del ave en sus hombros podía ver la mirada de desprecio que su propio padre le daba.

-Fueron ellos los embusteros...- continuó el Dios. -...llenándose la boca con las hazañas del "sanador de almas". –bufó lo último con sarcasmo. -...Si no es capaz de regresarte a la normalidad no es digno de imaginar siquiera este templo sagrado. Ese humano resultó ser un fraude y es culpa mía, por pensar que un simple mortal podría cumplir tales expectativas. Pero será la última vez que me tomen por tonto, encontraré quien pueda romper este desafortunado hechizo.

-¿Y qué esperaba que JongIn hiciera? ¡Lo secuestró, lo mantuvo recluido en el palacio por meses! Sin oportunidad de volver a ver a su familia, al menos para saber si estaban bien. Ni siquiera le concedió la resignación que trae la despedida... ¿Cómo podría curar mi alma si la suya estaba sumida en penumbras?

El Príncipe heredero comenzaba a creer que aquello que él consideraba un infortunio, había resultado ser un regalo, ya que en su corazón no estaba enviciado de orgullo ni egoísmo. Gracias al designio de la luna, Soo estaba muy lejos de ser como su desdeñoso padre.

-¿Alguna vez ha llegado a concebir que la maldición que pesa sobre mí, tu único hijo, es incurable, que no recae en nadie mi salvación? Siento pena por usted, padre, porque jamás será capaz de comprender, ni de aceptarme por quién soy. Mis ojos estarán cubiertos de niebla, pero es usted quien está ciego.

Con esas palabras, abandonó la habitación. Dejándole bien en claro que no aceptaría a nadie más. Porque estaba convencido, después de aquel evento, que dentro de él no había nada que se debiese reparar.

Una vez en el jardín floreciente de pensamientos, KyungSoo le habló al cuervo en su hombro. -Yo no puedo abandonar el palacio, así que tendrás que ir por mí... ¿de acuerdo? alguien debe cuidar de él.

-Al menos podré verte...- soltó aquellas palabras al viento después de que el ave emprendió el vuelo, dirigiéndose al encuentro con JongIn.

***

Cuando los hombres cuervo abandonaron a JongIn en el bosque al pie de la montaña, los pies del chico se movieron por sí solos y cuando cayó en cuenta ya se encontraba corriendo rumbo a lo que recordaba su hogar.

Grande fue su sorpresa al entrar a la villa. A las afueras del pueblo, donde antes estaba su humilde casa se erguía majestuosa, una gran mansión.

El joven de piel de oro había permanecido en el cielo por 18 largos meses, tiempo suficiente para que todo cambiara. Y como se había predicho, cuando el campesino renunció a su hijo, la fortuna caminó a su lado sin darle la espalda en ningún emprendimiento.

Sus ojos se humedecieron al ver, a un lado de la lujosa vivienda, su antiguo hogar. Se mantenía exactamente como lo recordaba.

-¿Hola?...- JongIn ingresó con sigilo, llamando a quien sea que estuviese en la casa. -...estoy... estoy en casa... ¿mamá?, ¿papá?...

Cuando volteó impulsado por el sonido de la puerta al abrirse, se encontró con el rostro sorprendido de su padre, pálido como si hubiese visto un fantasma

-¿Qué estás haciendo aquí?- Inquirió con nerviosismo antes de ver a su alrededor, asegurándose que nadie más se percató de su presencia.

He...he vuelto padre... - la voz de JongIn se oía quebrada por la emoción, apenas conteniendo las lágrimas que llenaban sus ojos. Quiso acercarse y abrazarlo pero el hombre se alejó tantos pasos como los dio el chico al aproximarse.

El Prometido del Príncipe Cuervo #InfiniteChallengeWhere stories live. Discover now