CAPÍTULO 8: MENTE SOMBRÍA

38 10 0
                                    

- Wayne... - susurré apretando mis ojos en un intento de contener la bilis en su lugar y desaparecer la desagradable sensación de un mundo dando vueltas, sujetándome con fuerza a su brazo.

- Tranquila. Aquí estoy, contigo. – Dijo pausadamente en lo que yo me recuperaba.

- ¿Cómo es posible? – le pregunté, fijando nuevamente mi mirada en él, al tiempo que secaba el sudor que recorría mi rostro.

- ¿Qué cosa? ¿El encontrarte aquí? – preguntó y yo asentí, observando con mayor claridad y detenimiento sus facciones; contemplando la paz y la ternura que irradiaba, mucho más que la primera y última vez que lo vi. En realidad, el recuerdo de su rostro en aquella noche era algo difuso para mí, pero tenía la certeza de que era él. – Bueno, Papá sabía que me necesitarías y me envió las coordenadas para encontrarte. - Expresó con una sonrisa elocuente y sentí mi corazón ponerse chiquitico.

- No lo creo... - Susurré con los ojos cristalizados, negando con mi cabeza y solté su brazo.

- ¿Por qué no? ¿Acaso crees que miento? – objetó y yo suspiré abrazándome con fuerza, clavando mis ojos en el suelo.

- No lo merezco, ¿Quién soy yo para que Dios sea tan bueno conmigo? ¿Como por qué Él haría algo así? Si no soy la hija ejemplar que Él espera que sea, no hago lo que debo hacer para agradarle... Si de algo estoy segura es de que no merezco su amor, no merezco su perdón, no merezco nada bueno de Él. – Finalicé, secando las lágrimas que humedecían mis mejillas, y apreté con fuerza mis labios temblorosos.

- Es verdad... - Respondió él con tristeza y yo mordí el interior de mis mejillas mientras me acercaba a la caja para pagar. – Tienes razón, Cass, no lo mereces. – Le escuché seguir mis pasos. – Precisamente, ¿Sabes qué es la Gracia? – me preguntó y yo asentí.

- Ujum, Juan 3:16 ¿No? Que Cristo murió en la cruz para salvarnos – Respondí sin más, deteniendo el curso del carrito frente a la cajera, para, acto seguido, colocar las cosas en la barra.

- Si, y no. Su significado es mucho más amplio y profundo... - Aseguró ayudándome a descargar el carrito.

- Te escucho – Le indiqué para que siguiera hablando en tanto que yo pagaba la totalidad de los productos con la tarjeta de papá.

- No es necesario que te lo defina o explique ahora, te lo demostraré, lo verás con tus propios ojos, lo vivirás en carne propia. Porque sólo así conocerás en realidad todo lo que abarca esta palabra tan pequeñita. Confía en mí. – Declaró con seguridad, pero sonaba insuficiente para mí una acción en futuro, necesitaba algo inmediato que sanase mi corazón. – Te ayudo – Informó para luego tomar las bolsas en sus manos.

- No tienes que hacerlo. – Le respondí.

- Quiero hacerlo. – Expresó encogiendo sus hombros y dedicándome una tierna sonrisa para luego salir del supermercado, juntos.

GRACIA ©Where stories live. Discover now