Todo lo que nunca fuimos

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Tú no eras de ir a fiestas, al menos no en ese año, así que me sorprendió mucho verte en la última fiesta del ciclo escolar.
No te diré que fuiste lo primero que vi desde que entre porque realmente no te note hasta pasadas unas horas del inicio de la fiesta. Tú no solías tomar pero ese día te vi tomar más de 5 shots de lo que parecía vodka seguidos, después te perdí entre la multitud y cuando volví a encontrarte, debo admitir que me habías preocupado y no dejaba de buscarte disimuladamente, un chico de ultimo año no dejaba de jalarte para que salieras de la fiesta con el, a pesar de que tú le decías que no querías salir y tratabas de llamar la atención nadie lo notaba, tus amigos estaban en la otra esquina de la fiesta y no había nadie que pudiera ayudarte.
Podía notar la desesperación en tus ojos, que ya estaban cristalizados, era mi momento, tenía que ayudarte, ser tu héroe por al menos una vez en la vida, a pesar de que no lo recordaras por todo el alcohol en tu sistema.
No miento, yo igual estaba algo tomado, pero seguía siendo consciente de mis actos, así que cuando golpee al idiota que te tenía agarrada y te jale para que quedaras detrás de mi, el alcohol no tuvo nada que ver.
De un momento a otro tú me abrazabas y llorabas sobre mi pecho mientras me repetías lo genial que era por haberte liberado de el, tus palabras, no las mías. Apenas habían pasado unos minutos cuando uno de tus amigos al fin apareció y después de que le explique lo que había pasado te cargo mientras te llevaba con los demás, alejándote de mis brazos donde deberías de haberte quedado.
La última vez que te vi esa noche dos de tus amigas te estaban subiendo a un coche mientras tú seguías llorando, nuestras miradas se cruzaron por un instante y vi cómo tratabas de caminar hacia mi, estoy seguro de que si tus amigas no te hubieran detenido tú me habrías vuelto a abrazar, te hubiera tenido entre mis brazos de nuevo y no te habría dejado ir tan fácilmente como unas horas antes.