23

25.3K 1.9K 261
                                    

Esta es la última carta mía que te llegará.  Veintitrés cartas me parecen un número aceptable, suficiente para  desahogarme y no tantas para haberte asustado.
Siendo sinceros, no tengo idea de si estas cartas te vayan a llegar y estoy seguro de que nunca la tendré pues no tienes forma de contactarme de regreso.
Ese era el punto de esto, solamente decirte todo lo que nunca pude sin recibir nada a cambio, desahogarme para poder sacarte por completo.
Fuiste alguien a quien me aferre mucho, alguien a quien veía solo de una forma platónica con quien nunca podría llegar a tener nada.
En estos años que han pasado pude olvidarte, aprendí a vivir sin la ilusión de verte conformándome solamente con saber de ti.
Lo último que supe, por algo que un amigo en común me mencionó un día mientras texteabamos, es que estabas viviendo en Alemania, como siempre habías querido.
Me alegre mucho por ti, habías logrado sobre lo que siempre hablabas al igual que yo.
En ese tiempo yo estaba en España por cuestiones de mi trabajo, sin saber que me iba a terminar estableciendo en este continente tiempo después.
Al ya llevar viviendo un tiempo aquí me mandaron de viaje de negocios a Croacia, un lugar hermoso y en el último en el que pensé verte de nuevo.
Fue en diciembre, yo estaba en un restaurante tomando un café en una calle cerca del centro de la cuidad, acababa de salir de una junta de trabajo y no podía más con el frío.
Estaba sentado al lado de la ventana cuando te vi pasar, ibas corriendo con los brazos extendidos y no entendí el porqué hasta segundos después.
Un chico también iba caminado hacia ti, con los brazos abiertos. Te recibió cálidamente cuando tú brincaste a sus brazos y después te beso.
Tenías un anillo de compromiso y sonreías como nunca te había visto hacerlo antes.
Yo, estaba... bien, creo. Tuve una mezcla de emociones que a la fecha no puedo describir, pero interpreto como una calma ahogada. Porque tú estabas feliz, con alguien que te quería pero ahogada porque no era yo.
No me malinterpretes, estaba, y sigo estando, muy feliz por ti. Pero muy en el fondo vivía con la esperanza de que nuestros caminos volvieran a juntarse y yo fuera menos cobarde, que supiera lo que quería y me atreviera a ir a conseguirlo.
Con esto me despido de tu vida, esta vez es definitivo. Gracias por ser la pequeña luz que necesite tantas veces aunque no lo supieras.

Todo lo que nunca fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora