Capítulo 5

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Inmersa en mis pensamientos, reflexiono sobre lo sucedido, miro mi herida y con mi pulgar paso encima de ella ¿Cómo pudo haber sucedido?, mi pálida sangre corre sobre mi mano dibujando caminos en distintas direcciones, miro con atención el caer de cada gota, el silencio abunda en la habitación siendo el silencio el único amigo que no traiciona, me permite escuchar mi respiración apagarse lentamente mientras las gotas de mi tibia sangre caen en el suelo como una pequeña lluvia en una fría tarde de invierno.

Me levanto del sofá y entro al sanitario para buscar una venda y algo con que suturar mi herida, me miro en el espejo y lo que veo no me agrada, mi rostro empalidecido, mis labios cuarteados, mis ojos obscuros tanto que se asemejan a los agujeros negros del espacio y mi peculiar cabello cubre parte de mi rostro, me miro fijamente estudiando cada una de mis facciones como si no me conociera, acaricio mi mejilla dejando un rastro leve de sangre en ella, hasta que al parpadear veo a aquel hombre de mi sueño detrás de mí, miro a todos lados y no está, más que dentro del espejo...

Asustada, sólo veo su pecho cubierto con una elegante camisa y corbatín negro, grito pero no sale rastro de mi voz, subo la mirada y todo mi entorno cambia, esta vez soy yo quien está dentro del espejo, me miro ahí de pie, observándome con seriedad mientras que aquel hombre de rostro cubierto de misterio acaricia el hombro de la Isabella que está frente a mí, ella sonríe y voltea a mirarlo, no puedo verlo con claridad algo no me lo permite, se toman de la mano y él la abraza, es entonces cuando saca una cuchilla filosa de su bolsillo...

No..

¡LA VA A MATAR!

Comienzo a gritar con desesperación y golpeo la fría pared traslúcida que nos separa, no puedo escuchar nada, es como si estuviese debajo del mar, obscuro y sin sonido, mis movimientos son lentos y torpes, no puedo hacer nada, y es en ese instante en que siento frío atravesar mi torso, arde y duele a la vez, siento un líquido hirviente recorrer mi espalda tal cual un río de aguas cristalinas recorriendo sobre las musgosas piedras que se interponen en su camino andante, miro fijamente como el hombre deja caer a Isabella en la alfombra al igual que yo he caído, pero alguien entra asustado y se abalanza sobre aquel cruel ser. Y en un abrir y cerrar de ojos todo desaparece y despierto en mi cuarto de baño viendo con pánico al espejo, con mis manos reviso todo mi cuerpo sin importar mancharme de sangre, no hay rastro de herida cual sentí hace unos instantes, pero el punzante dolor sigue ahí presente como si fuese real, abro el grifo y enjuago la herida de mi mano viendo como la sangre se mezcla con el agua pura y limpia tal y como si fuese una bella danza donde un ángel y un demonio luchan por permanecer siendo uno solo.

Escucho un ruido en la sala, rápidamente saco del botiquín una venda y envuelvo mi mano herida en ella y sujeto mi cabello torpemente con una liga que tenía en mi muñeca, camino hacia la sala donde es que viene el sonido y todo permanece en su lugar de siempre, excepto por otro sobre que reposaba en el umbral de la puerta de mi habitación, es de "A", con aquel olor peculiar a café y el sello azul extraño.

Otra nota.

"Nunca es tarde para bien hacer; haz hoy lo que no hiciste ayer"

-A


¿Qué puedo hacer? "Haz hoy lo que no hiciste ayer", mi mente en decadencia no podía dejar de formular preguntas sin respuesta, leo y releo la nota pasando mis dedos sobre ella intentando averiguar qué es lo que debo hacer, hasta que el timbre de la puerta me saca de mis pensamientos y con un movimiento reflejo escondo el sobre con la nota dentro de mis bolsillos abro la puerta rápidamente y...

- Hola Bella, no fuiste a la facultad en estos días y queríamos saber cómo estabas- dijo Hall mientras entraba junto a Matt.

- Lo siento he tenido cosas que hacer últimamente- dije intentando sonar lo más normal posible mientras me frotaba lo ojos que me ardían demasiado.

¿A dónde fue el amor?Where stories live. Discover now