Capitulo 3: Aléjate o sufre las consecuencias

305 24 5
                                    

 Setsuna puso su mano sobre la frente de Hotaru, quien seguía inconsiente luego del sorpresivo ataque. Curvó sus labios y evitó mirar a sus dos invitadas antes de hablar.

-Va a estar bien, yo me haré cargo. Si desean luego puedo avisarles como sigue. –dijo finalmente intentando ser cortes mientras las invitaba a retirarse de su departamento.

-No creo que sea bueno que mantengamos la distancia, ya viste que el enemigo está ahí fuera. –opinó Haruka Tenoh, cruzada de brazos y observando con verdadera preocupación a Hotaru.

-Aunque ya es toda una mujercita, y la más fuerte de nosotras... aún necesita que cuidemos de ella. –agregó Michiru Kaioh con cierta melancolía en sus palabras.

Setsuna tomó una bocanada de aire y soltó un fuerte suspiro –Si en verdad les preocupaba Hotaru, debieron pensarlo antes de herirla tanto. Éramos una familia y ustedes la decepcionaron. Será mejor que no las vea al despertar... por favor.

Al escuchar sus últimas palabras, ambas se demostraron su incomodidad y sin quejarse se fueron del lugar.

Haruka quitó la cadena de su moto y una vez sobre ella y lista para ponerse el casco, notó que Michiru doblaba la esquina en medio de la oscura noche. Por impulso la siguió y se detuvo junto a ella.

-Disculpa, ya es muy tarde ¿no vas a tomar un taxi? – preguntó extrañada.

-No, iré a la estación de metro. Quizás alcance el último tren. Adiós. –respondió Michiru normalmente.

-Pe-pero...espera. Enserio está muy oscuro, déjame llevarte hasta tu casa.

Michiru la miró sin ocultar su sorpresa y dudó unos segundos en responder –sé cuidarme sola, gracias igualmente, Tenoh. Adiós. –esta vez, su tono de voz no pudo ocultar su malestar. Inmediatamente comenzó a caminar.

Haruka apretó sus labios como intentando contener sus palabras. Se puso el casco y pegó la vuelta con su moto para seguir su camino.

Setsuna cuidó toda la noche de Hotaru, quien había recobrado el conocimiento de madrugada y no quiso dormirse sola. A pesar de ser ya una adolescente, no le ocultaba a Setsuna que le gustaba ser mimada cuando no se sentía bien.

Ninguna de las dos dijo algo sobre sus visitas, evadieron el tema.

Al día siguiente, Setsuna intentó persuadir a Hotaru para que descansara en casa, pero ella se negó. Desayunó, se vistió como siempre, pero de camino a la escuela se desvió de su camino y entró en el primer centro comercial que vió. Fue al cine, tomó café con una rica tarta en una cafetería, leyó las noticias y se relajó.

Habiendo perdido la noción del tiempo, se sorprendió al ver a un estudiante con la ropa de su escuela mirándola desde el otro lado y sonriendole como si la conociera. Su cabello era negro como la noche, su piel blanca y pálida como si jamás lo hubiese tocado el sol, y sus ojos tenían una tonalidad casi gris. Ella evadió su mirada, tomó sus cosas y se fue dellugar.

Estaba llegando a la puerta de salida cuando tuvo la sensació de haberse enredado los pies con algo. Esto la hizo perder el equilibrio y antes de tocas el piso, una cálida mano sostuvo su brazo impidiendole caer. Reaccionó rápidamente y parandose firme, quedó frente a frente con su salvador. Se trataba del chico de la sonrísa misteriosa.

-Gracias. Creo que tropecé con algo – explicó la joven y buscó con la mirada en el suelo, sin embargo éste estaba por completo limpio.

-No te preocupes... siempre que caigas estaré para sostenerte. –declaró el desconocido.

Hotaru arrugó ligeramente su frente, no le había dado tal confianza –Adiós. –dijo y le dio la espalda. Salió caminando lo más rápido que pudo, estaba sonrojada y no quería que nadie lo notara.

Se disponía cruzar la calle para tomar el autobus, cuando por casualidad vio a Haruka sobre su moto estacionada allí. Ella la saludó con la mano desde donde estaba como esperando una reacción suya. Hotaru la ignoró y llegó a la parada del autobus. Haruka detuvo su moto junto a ella.

-¿Estabas siguiendome? –le preguntó sin mirarla a la cara.

-Estoy preocupada por lo de ayer... perdoname. Dejame llevarte a casa al menos. Estaré más tranquila así. -pidió Haruka.

Hotaru miró hacia el otro lado de la calle y vió al muchacho que la ayudó apoyado en el portón de salida y mirandola con una media sonrisa en la cara.

-de acuerdo, pero me dejas y te vas. –aceptó Hotaru, incomoda con la presencia de aquel extraño.

Apenas la motó se detuvo frente al edificio donde vivía Hotaru, ella saltó de la moto como si ésta quemara. Agradeció a Haruka por el viaje y se despidió friamente de ella. La otra, por su parte, decidió que no la forzaría. Intentaría recuperar su confianza nuevamente cueste lo que cueste.

Una semana había pasado desde el extraño incidente en la puerta del departamento. De alguna forma la aparición de Haruka había despertado viejos dolores en su interios. La esperaba a la salida de la escuela y le ofrecia llevarla a casa, pero ella se negaba.

Los chicos en la escuela seguían invitandola a salir y ella rechazandolos. Ya se había vuelto parte de su rutina.

Ahora intentaba incluso evadir a Chibiusa, quien obviamente había visto también a Haruka a la salida de la escuela. Sabía que ella le hablaría de perdonar, de olvidar, de volver a empezar...y no quería escucharla. Ahora estaba más sola que nunca.

La mayor sorpresa se la llevó cuando en la clase de arte le presentaron a su nueva profesora, Michiru Kaioh.

Sus orejas se pusieron rojas al contener su enojo ¿Qué derecho tenian a meterse en su vida de esa forma? Ella no deseaba verlas ¿por qué querían forzarla?

-Es increible, Hotaru. Realmente tienes talento para esto –la felicitó Michiru sin ocultar su orgullo. Después de todo, fue ella quien le enseñó ciertas técnicas.

Hotaru la miró y no le respondió nada.

Al terminar la clase, huyó lo más rápido que pudo del colegio para evitar ver a Chibiusa o Haruka, pero esta última ya estaba esperandola.

-¡Basta! Estoy cansada de esto. No soy una niña, sé cuidarme sola. Déjame en paz –le rugió a Harka en la cara, quien se impresionó al notar su parecido con las palabras de Michiru la semana anterior.

-Calma, no creo que seas una niña, pero pase lo que pase siempre seremos un equipo, siempre lucharemos juntas y cidarnos entre nosotras es parte de ello. –le aclaró Haruka seriamente, pues no le había hecho gracia su tono.

-¿Entonces porqué no cuidaste mejor de Michiru? –le preguntó con algo de malicia. La otra guardó silencio -¡Ahí está mi novio! Ya no te preocupes, hasta luego, haruka –se despidió señalando al joven timido que caminaba con el telefono en la mano.

-¡Hey Furukawa! –saludó a su compañero y vecino -¿te molesta si vamos juntos de camino a casa hoy?

Se sorprendió al escucharla e inmediatamente una sonrisa alegre se le escapó acompañada por sus mejillas sonrojadas.

Hotaru se sentía un poco culpable por aquello, sentía que le estaba dando ilusiones cuando a él claramente le gustaba ella.

Outer DestinyWhere stories live. Discover now