Capitulo 4: Extraños

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Las últimas semanas habían resultado estresantes para Hotaru, los exámenes estaban cerca, Haruka y Michiru estaban de regreso intentando volver a formar parte de su vida, un nuevo enemigo había aparecido y su corazón se sentía como un torbellino de emociones que no podía lograr definir.

Al ingresar en el colegio, en el patio de entrada, su mirada se cruzó por casualidad con la de Furukawa al otro lado del patio, él le sonrió y ella decidió mirar al suelo y apurar el paso... ¿qué estaba haciendo? Quizás él se estaba ilusionando y ella no estaba siendo clara con él al respecto. Había decidido que al salir de clases hablaría con él para decirle que solo estaba interesada en ser amigos.

A la hora del almuerzo buscó un banco solitario en uno de los jardines del colegio, ya que Chibiusa había enfermado y no fue a clases ese día. Había terminado de comer su almuerzo y se disponía a sacar un libro de su mochila para leer cuando en el árbol que estaba frente a ella notó que el mismo muchacho que la sostuvo cuando tropezó el día anterior, estaba allí parado con los brazos cruzados y observándola. Ella dudó unos segundos y con su mirada más fría caminó hacia él con el paso seguro sin dejar de verlo a los ojos. Él le respondió con una sonrisa confiada.

-¿Quién eres? –le preguntó ella directamente.

-¿No recuerdas? –se limitó a responder, esto hizo que ella comenzara a perder la paciencia.

-¿Tienes algo que ver con lo ocurrido en el cielo? –quiso saber, haciendo referencia al enorme embudo que había aparecido sobre la ciudad hacía unas semanas atrás.

-No se de que hablas, es probable que yo provenga del mismo infierno... -empezó a decir y se acercó tanto a ella, que no le dio tiempo a reaccionar –pero quizás tú si te caíste del cielo –él rió al ver como ella arrugaba su frente y se sonrojaba al mismo tiempo.

-Voy a cuidar este planeta de cualquier intruso, no importa lo que deba hacer. –declaró ella retomando su habitual tono frío y serio. Él suspiró como si no la tomara enserio y se marchó caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos.

Cuando él se fue, Hotaru intentó concentrarse en la lectura, pero no lo logró. Había percibido una fuerte energía proveniente de aquel muchacho, pero le era imposible definir si era peligroso o no. Recordó fugazmente su sonrisa y un cielo estrellado que no recordaba haber visto antes. Se dio cuenta de que era en vano intentar seguir leyendo, así que guardó todas sus cosas y se dispuso volver a clases.

Había dado apenas 8 pasos cuando desde los árboles que estaban a ambos lados del camino empedrado que la llevaba de regreso al patio de la escuela, salieron dos enormes masas verdes similares a las lianas. A continuación, un potente aroma a flores frescas y dulces invadió el lugar. Al inhalarlo, ella olvidó lo que ocurría, y como si fuera parte de un sueño, se encontró de pronto en un lugar que lucía como los antiguos templos griegos, y con un cielo nocturno estrellado y tan cercano que parecía estar en otro planeta.

-No estarás sola cuando el final llegue –murmuró una voz en su oído, mientras un par de brazos fuertes la abrazaban por detrás. Ella acarició sus manos. Se sentía a salvo, estaba en casa.

-¡HOTARU!- escuchó como un lejano eco y todo se volvió oscuridad.

Abrió sus ojos y frente a su rostro se encontró con el de Sailor Neptune, quien lucía realmente preocupada. Se dio cuenta de que estaba tendida en el suelo e intentó reincorporarse.

A pesar de la insistencia de Hotaru para quedarse a la siguiente clase, Michiru se la había llevado de regreso al departamento de Setsuna. Llamó a sus dos compañeras y en tan solo media hora, las cuatro outer senshis estaban reunidas en la mesa de la cocina del departamento, sentadas a la mesa y en completo silencio.

-Haruka mencionó que hay... un muchacho que dices que es...tu... ¿novio? - preguntó setsuna arrastrando las palaras y arrugando el entrecejo. No le hacia gracia que alguien que no convivía con ella supiera más sobre Hotaru.

-No, no es mi novio- respondió ella sin inmutarse.

-¿Y quién es el otro muchacho? El de los ojos oscuros que te estaba hablando hoy-preguntó Michiru entrelazando sus dedos sobre la mesa mientras la observaba con atención.

Antes de responder, Hotaru hizo una observación rápida de sus tres acompañantes, quienes la miraban fijamente. La tensión era algo que no podían disimular, se sentía como si la estuviese acusando de algo -Sí saben que puedo destruir el mundo con apenas un movimiento ¿no?- les recordó.

Michiru abrió grande sus ojos azules, Haruka se inclinó hacia atrás tomando distancia para verla mejor, y Setsuna entreabrió sus labios como queriendo decir algo, pero no supo qué.

-Siguen tratándome como si fuese una niña. Me importa este planeta tanto como a ustedes, también es mi trabajo eliminar amenazas exteriores si las detecto. Y sépanlo, lo haría sin dudarlo. Y no se quien es el muchacho que apareció hoy, pero... tiene una energía extraña, debemos investigarlo. - declaró sin dar señales de sus emociones.

-Nos encargaremos de eso -empezó a decir Haruka -mientras tanto, creo que lo mejor sería que te quedes aquí. -

-No quiero quedarme, tenemos que investigarlo – se quejó Hotaru.

-Por alguna razón, el enemigo te quiere a ti. Si te quedas en mi casa, es menos probable que otros salgan heridos si vuelve a aparecer. Además, yo estaré contigo. -se ofreció Michiru. Todas hicieron silencio un momento, pero al no encontrar una mejor alternativa, por mucho que no quisieran, era la mejor opción.

-Bien. Yo me encargaré de buscar información sobre él e informaré si se registra algún tipo de alteración en el espacio. -dijo Setsuna.

-Yo lo seguiré y avisaré si hace algo sospechoso. Si tiene alguna guarida secreta, la encontraré. - afirmó Haruka.

Y así, las cuatro outer senshis volvieron a reunirse como en los viejos tiempos.

El día había transcurrido con normalidad. Hotaru terminó sus tareas y habló un largo rato por teléfono con Chibiusa, a quien le explicó lo que estaba sucediendo y le pidió que no avisara a las Inner, ya que esta era su misión y todo estaba "controlado". Le costó convencerla de no hablar, pero logró que se lo prometiera.

Eran cerca de las 12 de la noche cuando el sonido de una moto en la entrada despertó a Hotaru. No es que estuviera profundamente dormida, estando en una casa ajena se sentía alerta, así que se levantó sin prender las luces y se asomó por el balcón. Allí pudo observar que en la entrada de la hermosa casa de dos plantas, estaban Haruka apoyada en su moto estacionada frente al camino de entrada con una taza en la mano, y frente a ella se encontraba Michiru con su abrigo largo y el cabello suelto. No decían nada, pero aún así a Hotaru le pareció que eran las mismas de años atrás.

-¡Qué frío!- se quejó Haruka para romper el silencio. No es que hiciera más frío de lo normal.

-¿Si? ¿Quieres que llame a... Sayaka? ¿así se llamaba? Avísame, puedo pedirle que te lo caliente. -soltó Michiru con tan pasividad en su voz que Haruka dudó por un momento de que se tratara de un ataque.

-Ah, ya veo. No era el viento frío, era tu boca. -le respondió Haruka y ella levantó sus cejas con sorpresa -Oh, espera. No me digas que el imbécil de Seiya te dejó así.

Los ojos de Michiru brillaban como cristal, a punto de partirse. Continuaba cruzada de brazos y ahora apretaba levemente sus labios como intentando contener sus palabras.

-No, espera... no quise... -empezó a decir Haruka al notar que ella estaba a punto de llorar -No era mi intención lastimarte.

-¿Recuerdas que dijiste la primera vez que me mentiste y te descubrí?- quiso saber Michiru, haciendo su mayor esfuerzo para dominarse -dijiste "lo siento, no fue mi intención"-

-Escucha, te lo expliqué mil veces. No fue lo que crees.

-¿Mentiste?

-Si...

-No hay nada que hablar, ya lo dijimos todo hace mucho. -Michiru suspiró y dio un par de pasos hacia atrás -Adiós, Tenoh. – saludó dándole la espalda y entró en la casa.

-Adiós...amor mío. -susurró al viento y entonces se dio cuenta de que aún tenía en la mano la taza, ahora vacía, que ella le había ofrecido.

Outer DestinyWhere stories live. Discover now