Capitulo 1

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Los niños eran unos ángeles cuando su padre estaba presente, pareciera que no rompían un plato, eso era hasta que el hombre cruzaba la puerta del hogar y el infierno se desataba.
Dean conocía de travesuras infantiles, él fue un maestro en su época en el arte de hacer rabiar a los adultos, pero esos niños, esos pequeños demonios tenia doctorado en el caos.
Jack y Claire le recordaban mucho a él y a su hermano, pero con una dosis alta de azúcar en la sangre mezclada con sobreprotección y falta de disciplina.
Los malditos mocosos se la habían jugado bien, en cuanto su padre, el señor Don Perfecto se fue se escabulleron y Dean tuvo que buscarlos por toda la casa, cuando llego al jardín cayo en la broma más vieja del manual, el "ataque sorpresa", un disparo de agua con la manguera lo saco de balance e hizo que se resbalara cayendo de lleno sobre un charco de lodo y posiblemente sorpresas de Coco, el perro de la familia.
Mientras se levantaba podía escuchar las risitas burlonas de los hermanos, "esos mocosos me la pagaran", esos demonios iban a aprender a respetarlo aunque fuera lo último que hiciera. No podía darse el lujo de perder ese empleo, ya había perdido muchos y necesitaba aportar al departamento donde vivía con su hermano.
Se tragó su orgullo, se limpió el lodo de la cara y enfrento a los niños, sus pequeños rivales. Claire de 7 años y Jack de 4, los pequeños se cruzaron los brazos y esperaron la reacción de Dean, la mayoría de sus niñeras salían corriendo con las primeras bromas, querían ver cuando duraba su nuevo cuidador.
Dean sonrió macabramente, se acercó a los niños y con las manos esparció el lodo que se había quitado por todas sus caritas, los niños se quedaron perplejos.
— Escuchen bien mocosos, quieren jugar sucio, juguemos sucio — los hermanos no se disculparon, pero Dean jurara que habia respeto en sus caras antes de que lo empujaran de nuevo al barro y salieran corriendo.
Dean vio el desastre que habían hecho y se los imagino planeándolo todo, era un buen trabajo, no lo iba a admitir, pero si él fuera su padre estaría orgulloso.

Pequeños demonios con aureolaWhere stories live. Discover now