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“Buen día Temo. Ayer inevitablemente escuché tu discusión con Meli acerca de que conservaras las rosas, lamento haberte metido en problemas.
Pero reconozco que tuve que contenerme para no salir de mi escondite y abrazarte con todas mis fuerzas mientras te aguantabas las ganas de llorar.
Blanco significa pureza e inocencia, justo cómo tú, mi sentir por ti es inocente, Cuauhtémoc. Que eso te quede bien claro.
Espero que simplemente cuando me presente ante ti, no reciba un rechazo tan directo...

te quiere, a.c.”

Temo arrancó un pequeño trozo de papel y escribió con tinta rosa una breve respuesta a su admiradora secreta. Después, le entregó el pequeño papel perfectamente doblado a Frida – quien era la persona que le había entregado la rosa junto con la carta – y le dijo que se lo diera a la autora de las cartas. La chica sólo sonrió y sintió enérgica tomando el papel entre sus manos y guardandolo después.

“¿Cómo estás tan segura de que te rechazaré, querida admiradora secreta a.c.?”

Aristóteles no salía de su asombro, ¡su querido Temo le había contestado!

Pero su sonrisa se desvaneció lentamente, “porque soy un chico.”

ᴀʀᴄᴏɪʀɪꜱ ✉ ᴀʀɪꜱᴛᴇᴍᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora