Parte 2 Cuento Soñador, el pequeño papagayo

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Una mañana de febrero, mientras el viento soplaba, un grupo de pequeños niños, a volar sus papagayos echaban, eran de multicolores, que arco iris semejaban, poniendo color al cielo y hermosas sonrisas dibujaban en los rostros de alegría de aquello...

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Una mañana de febrero, mientras el viento soplaba, un grupo de pequeños niños, a volar sus papagayos echaban, eran de multicolores, que arco iris semejaban, poniendo color al cielo y hermosas sonrisas dibujaban en los rostros de alegría de aquellos que los volaban.

Entre todos los cometas, uno en particular destacaba, no solo por su color, sino por como su cola hondeaba, su nombre era Soñador y sus otros compañeros papagayos, de vez en cuando a verlo volteaban, tratando siempre de ocultar, la admiración que les causaba.

Soñador como quien no ve, se sentía alagado, pues era del interés de sus compañeros papagayos.

Entre los papagayos un susurro, se escuchaba resonar, eran voces que preguntaban ¿Cuál sería su soñar?

Ése más allá quiere llegar, más allá de nuestra vista.

Así era como se expresaban de Soñador, los compañeros papagayos.

Más a él no le importaba, ya que solo es un decir, que critique lo que quieran, eso no le haría desistir.

Aquella muy linda mañana, decidido a surcar, los cielos de todo el mundo para sus anhelo lograr, rompió de la tierra la atadura, y del viento que al soplar muy lejos se lo llevaba, sin un rumbo que marcar.

Ese hermoso papagayo, del cielo ser rey quería, que dijesen lo que quieran, sus sueños jamás dejaría. Soñar es lo más hermoso, que alguien puede tener, por eso quien robe tus sueños, atenta contra tu ser.

No permitas tal agravio, que solo Dios, quien nos creo, puede cambiar el destino, porque aunque fuese la mano del hombre, la autora de lo material, la gracia la inspira Dios. Así emprendió ya su viaje, que le llevaría a recorrer, ese mundo tan hermoso que mucho lo iría a sorprender.

     Mientras surca el cielo inmenso, con el amigo Sol se consigue, más éste con curiosa actitud, una pregunta le dirige

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Mientras surca el cielo inmenso, con el amigo Sol se consigue, más éste con curiosa actitud, una pregunta le dirige.

¿Dónde vas Oh, Papagayo?

¿Dónde vas con tanto afán?

Y Soñador cortésmente responde a su cuestionar:

Voy en busca de mi sueño, de mi sueño personal.

Mis Cuentos para CrecerWhere stories live. Discover now