A la orilla del mar

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— ¿Papa?... ¿Mami, a dónde vamos? ¿Por qué papi no va con nosotras? ¿Mami?

Era el sueño de siempre, tantos años y todavía iba y venía aquello que parecía un recuerdo tan claro...

— ¡Aah! ¡Ya estoy cansada!— Se quejó la muchacha al sentarse en la sombra que ofrecía el techo de una parada de autobús mientras sostenía una bebida en su mano. Al mismo tiempo trataba de tranquilizar su pesada respiración mientras lanzaba una mirada de desprecio al objeto que se encontraba apoyado en la esquina.

Una bicicleta amarilla, se notaba desgastada, desgaste que contaba la historia que cargaba consigo, había sido regalo de su madre y desde entonces, era su medio de transporte favorito.

Pero ahora era difícil que cumpliera su función, la llanta se había reventado y había dejado tirada a Anna, haciéndola caminar por dios sabe cuánto tiempo con el sol por encima de ella, kilómetros de campos de hierba a su izquierda y la orilla del mar a su derecha.

Al menos ahora había encontrado un lugar donde descansar, y refrescarse, lástima que la limonada que sostenía en su mano había agotado por completo su presupuesto de ese dia, maldecía a su bicicleta por haberla dejado tirada en ese lugar, y a su cuerpo por no poder funcionar sin agua.

—Al menos esta fría—Dijo para si misma mientras llevaba la botella a su mejilla sonrojada por el calor.

Veía el mar al otro lado de la carretera, se veía refrescante.

—Bueno, ya que estoy aquí, sería un desperdicio no nadar un rato.

Anna miro a la mochila amarrada en la parte trasera de su bicicleta y empezó a rebuscar.

Toda la ropa dentro ya estaba sucia y necesitaba lavarla, la ropa que traía puesta era la única que podía considerar limpia, por lo que no iba a meterla con ella al océano.

—Esto se ve bien— Pensó al encontrar una playera lo suficientemente larga para cubrirla en caso de que alguien la viera, aunque en este lugar— No creo—

Anna se sacó la ropa y la cambio por la que acababa de sacar.

El lugar se veía empinado y sin mucha arena, pero era suficiente para refrescarse.

Entre los chapoteos y el nado, volvió a sentirse como cuando su madre la llevaba a nadar a aquella piscina municipal. Aunque esto era totalmente distinto, nadar en el mar era totalmente distinto, en primera , en la piscina no la habrían dejado entrar así como iba, y al pensar en eso, recordó de repente que en su mochila también cargaba un traje de baño, que pensó que sería totalmente inútil.

Se empezó a reír de si misma mientras caminaba de regreso, todavía era temprano, o eso creía, pues el sol todavía estaba muy arriba, caminar con así sería un suicido, por lo que decidió quedarse un rato mas.

Se recostó en la banca, y dejo que el sonido del mar y la brisa la arrullaran.

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Lagrimas corrían de sus ojos al despertar; otra vez había tenido ese sueño.

Se reincorporo, se secó las lágrimas y miro al cielo al tiempo que daba un trago a su botella.

—Puaj, ya está hirviendo, ¡Ya podrías enfriarla de nuevo por lo que me la vendiste!— le reclamo a la máquina expendedora— Mírame, haciendo una estupidez tras otra, en primera, ¿Por qué hice esto?

Anna volvió a mirar hacia el mar, y la sensación de melancolía de aquel sueño volvió a ella.

Era cierto, buscaba a aquel hombre, aquella persona que estaba presente cuando sus recuerdos todavía no eran un fracaso tras otro... ¿Pero que le hizo pensar que lo encontraría solo tomando su bicicleta y saliendo a buscarlo?

Y aunque lo encontrara...¿Qué era lo que buscaba exactamente?

Pensó en eso durante mucho rato, tanto que cuando se dio cuenta, el sol empezaba a ocultarse, por lo que dejo eso de lado, se cambió, tomo su fiel y herido acompañante por el manubrio y empezó a caminar.

A la orilla del mar el sol no tardo en ocultarse, pero hubo luz por un buen rato a pesar de eso, era un paisaje hermoso, Anna se arrepentía de no haber traído una cámara. Aunque también empezaba a ponerse nerviosa, al fin y al cabo, estaba sola, en medio de la nada y de noche, era en ese tipo de situaciones en donde comenzaban las historias de terror de las películas o novelas. Para su suerte, la hilera de postes a su izquierda empezó a iluminarse poco a poco.

Siguiendo el camino que había estado siguiendo hasta entonces por un largo rato después de que el sol se había ocultado. El sonido de sus pasos, ahogados por el sonido del mar y la hierba era lo único que escuchaba ahora.

Debía buscar un sitio en donde dormir.

—Grandiosa idea Anna, pudiste haberte quedado en esa parada a dormir; ah, ya no es bueno desperdiciar energía en quejarme.

Y al decir eso, como por arte de magia, Anna logro ver una desviación en el camino, era una desviación de tierra pero quizás la llevaría a algún lugar con personas, y quizás esas personas le dejarían dormir en una cama.

Anna reía y babeaba por esa idea, pero sus ilusiones se rompieron cuando al final del camino solo había un montón de árboles al lado de un rio.

—Bueno, al menos parece un lugar decente para acampar— se dijo a si misma antes de desenrollar una bolsa de dormir que también estaba atada en su mochila y colocarla en un lugar que parecía estar seco.

—Pues buenas noches bici— dijo antes de encerrarse dentro de su bolsa de dormir, esperando que los insectos no la devoraran durante la noche.






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Gracias por seguir mi trabajo, App girl sigue en proceso, pero esta idea también la estaba trabajando y creo que ya es tiempo de que también vea la luz. Espero les guste.

El calor fue lo que me inspiro a crear esta obra, y espero que puedan imaginarlo mientras leen.

Por cierto quiero agradecer al artista de la imagen de arriba, pues su trabajo ilustra bien lo que pasa en esta escena, este es el id de su pixiv: Pixiv Id 1658916

Un lugar en el fin del mundo (En Hiatus)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant