A la orilla del rio

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Anna soñaba, ya sabia eso, y en aquel sueño un hombre grande y fuerte la cargaba en sus brazos para llevarla a su cama, aquella sensación de calor era realmente agradable...

—Oye, oye, ¿estas bien?— Le despertó un picoteo en su mejilla

Anna abrió sus ojos pero la luz la cegó, impidiéndole ver a quien la había despertado

—¡Oye! ¡No me ignores!—Escucho una vez mas antes de volver a ser picoteada en su mejilla

Anna refunfuño un poco antes de finalmente sentarse y abrir los ojos nuevamente.

—¿Qué? ¿Qué hace una niña en medio del bosque?

—¿Eh? ¡Que grosera! No soy una niña, y más bien yo soy la que debería de preguntarte, ¿Qué es lo que haces en este lugar? Nunca te había visto.

Anna abrió su bolsa de dormir, se estiro y suspiro satisfactoriamente para levantarse por fin.

Antes de contestar lo que la niña le había preguntado, Anna dio un vistazo a su alrededor.

Un lugar lleno de árboles, y una pequeña cascada seguida de aquel riachuelo, y finalmente vio a quien se había convertido en su despertador personal esa mañana. Ciertamente no tenía la estatura de una niña, pero tampoco era demasiado alta, quizás tuviera unos 13 o 14 años, sus ojos eran azules, su cabello rojo como el cobre y además su piel blanquísima mostraba varias pecas en su rostro.

—Entonces, ¿Tu eres de por aquí?

—Si, pero aun no me has respondido ¿Quién eres y porque estás aquí?

—Ah, cierto, perdón por eso, me llamo Anna

Anna estiro la mano con intención de estrecharla, pero la chica la evadió y por alguna razón, ella veía a Anna de manera sospechosa.

—¿P-pasa algo?— La chica miraba alrededor de Anna como si buscara algo, tomo su mano para examinarla a lo que Anna retrocedió un paso.

—¿H-hice algo malo?

La chica no respondió y finalmente dio un vistazo hacia arriba del árbol junto al que Anna paso la noche.

—Perdón por eso, ya todo está bien.

—¿Todo está bien? ¿A qué te refieres?

—Es que pensé que te habías dormido aquí mientras robabas fruta

—¿Fruta? ¿Hay de eso aquí?

El estómago de Anna gruño en el momento en que la palabra "fruta" fue mencionada.

—Creo que eso confirma que no has hecho nada.

—Lo siento, solo llegue hasta aquí después de caminar desde una parada de autobús por la carretera y me quede dormida— respondió entre nerviosa y avergonzada.

—No te preocupes por eso, perdón por sospechar de ti.

Entonces la chica se dio la vuelta y camino hasta un extraño vehículo que Anna solo podría describir como la combinación entre una motocicleta y un tanque de guerra, de donde la chica bajo una escalera, la coloco en el árbol cercano a donde había estado Anna y bajo un par de frutas, unas naranjas. Eran las naranjas más grandes y bonitas que jamás había visto.

—Toma, te las regalo, como disculpa— Le dijo la chica al arrojarle las dos naranjas.

Al tenerlas en las manos, el hambre se empezó a apoderar de la mente de Anna y no hacía más que pensar en cuál sería el sabor de aquel manjar.

—Entonces, ¿Cómo dices que llegaste?—Pregunto la muchacha mientras también bajaba una naranja para ella y comenzaba a pelarla.

—Mmmm, bueno, pues camine por la carretera desde una parada de autobús, ah, lo hice porque mi bicicleta se le reventó una llanta—Dijo mientras apuntaba a su bicicleta— y al encontrar un camino creí que encontraría al alguien, pero no fue así.

La muchacha la veía con una cara de incredulidad, como si no creyera lo que Anna le estaba diciendo. Y a esta última esa expresión la ponía algo nerviosa.

—¿Dije algo malo? ¿Por qué me miras así?

—¿Eh? Ah, perdón, no quise hacerlo, pero es que esa parada de autobús queda muy lejos de aquí. Después de eso solo queda la terminal del pueblo; Se me hace difícil creer que hayas caminado esa distancia.

—Bueno, camine mucho tiempo, por un momento llegue a pensar que estaba en un sueño, jaja, el paisaje era el mismo todo el tiempo.

Anna rio nerviosamente después de decir eso, pues por la mirada que ahora le daba la chica parecía haber dicho algo malo.

—A todo esto, todavía no me has dicho tu nombre niña.

La chica se mostró enojada al responder eso ultimo y respondió.

—Soy Lichi, y no soy una niña.

—Aaah, cierto, lo siento, perdón, es que es una vieja costumbre. Ehm, por cierto, mencionabas un pueblo, ¿Dónde queda?

—Pues siguiendo la carretera, pero si vas a pie arrastrando tu bicicleta te tomara algo de tiempo llegar.

—Ya veo— El tono de Anna cambio a uno casi de asco, probablemente estaría harta de caminar bajo el sol, es lo que pensó la pelirroja, que también maquinaba un plan.

—Yo te puedo llevar si quieres— le propuso.

—¿Eh? ¿En serio? ¡Gracias!

— Pero primero tengo que terminar mi trabajo aquí— dijo eso mientras apuntaba a las frutas de los arboles— Y ya sabes dicen que dos personas son mejor que una.

—¿Eh?

—Entonces, ¿Qué tal si me ayudas aquí y después te llevo al pueblo, incluso te invitare la cena... Claro, si quieres— Término la chica con una sonrisa pícara en su rostro.

Las intenciones de la chica eran claras, quería poner a Anna a trabajar en aquel huerto, pero la idea no terminaba de convencer a la muchacha, pero caminar hasta el pueblo tampoco sonaba tentador, y menos con el sol del verano, además podría comer gratis, cosa que su bolsillo agradecería.

A Anna no terminaba de convencerle la idea, pero su estómago tomo la última decisión, por lo que, al terminar el par de naranjas que Lichi le había regalado empezaron a trabajar.

El trabajo no era muy complicado, solo tenía que llenar cajas con las naranjas que Lichi le pasaba y cuando estaban llenas llevarlas a uno de los carritos que jalaba el extraño tractor.

Cuando hubieron terminado a media tarde, cuando los rayos del sol ya eran muy fuertes como para seguir trabajando, Lichi quito la escalera del último árbol en donde había trabajado y la volvió a poner en su lugar en el vehículo.

—Bien, vámonos, ya hemos terminado— Comento la pelirroja recalcando.

—Emm, bueno, solo una cosa más, ¿crees que podríamos llevar mi bicicleta en tu?...mmm.

—Kettenkrad.

—¿Quetenque?

—Kettenkrad, era algo que usaron en alguna guerra, pero ahora nos sirve a mi papa y a mí para transportar cosas pesadas, jaja tranquila, puedes decirle solo Kitty, así le digo yo.

—Mmmm, bueno, sí, ¿crees que podríamos llevar mi bici?

—Seguro— Respondió Lichi apuntando— del otro lado hay espacio para otra escalera, hoy no la traje porque papá no vino.

Anna no tardo en regresar por su vieja compañera y colgarla en donde le habían dicho, para finalmente sentarse en la parte posterior de Kitty.

Se escuchó el motor encenderse, y poco a poco comenzaron a moverse hasta la carretera, en donde el mecer del tractor y el sonido de las olas del mar al otro lado la arrullaron y la dejaron profundamente dormida.

....

Aqui arriba esta la imagen de un Kettenkrad por si no se lo podían terminar de imaginar. Espero que la lectura les este gustando.

Un lugar en el fin del mundo (En Hiatus)Where stories live. Discover now