XI

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Hermione

Luna sollozó una vez más sobre mi hombro, y yo la estreché más entre mis brazos, dejando que un par de lágrimas también se deslizaran por mis mejillas.

-Él estará bien, Luna, ya lo verás.

Otro sollozo. Miré a Blaise desde el asiento trasero del coche, y él, desde el asiento del conductor, me miró con los ojos muy abiertos.

Estaba nervioso, y yo también lo estaba.

Estar aparcados detrás de la casa de Gregory Goyle no era lo más seguro que podía hacerse, pero no pensaba largarme hasta que Theo y el estúpido del padre de mi hija aparecieran por aquel camino de tierra que guiaba al jardín trasero de Goyle.

Luna sollozó otra vez, y yo sentí un nudo cada vez más grande formándose en mi estómago.

¿Por qué no aparecían de una vez y nos largábamos de allí? ¿Estaría bien Theo? Por favor, que lo esté.

Lo único que deseaba en aquel momento era verlos aparecer y poder por fin buscar a mi niña de vuelta y comenzar nuestra vida de nuevo. Una vida normal.

Treinta minutos más pasaron, y Blaise miraba el espejo retrovisor casi con espanto. Luna temblaba en mis brazos y yo lloraba silenciosamente. De tristeza, enfado, e impotencia.

-¡Allí!

Los tres ocupantes del coche nos giramos con tanta brusquedad que Luna consiguió de alguna manera golpearse la cabeza contra el techo del auto, pero ni siquiera se inmutó, y soltó un gritito de alegría cuando identificó a las dos personas que venían corriendo hacia el coche.

Draco y Theo.

Inmediatamente, la rubia se lanzó a puerta del auto, pero la sostuve por el brazo.

-Espera.- Con un dedo señalé detrás de los dos hombres.

En las sombras de la noche, otras dos figuras venían corriendo detrás gritando improperios.

-¡Arranca el coche, Blaise!-Blaise obedeció de inmediato, y no llegó a suceder un segundo antes de que un desastre ocurriera dentro del auto, cuando Theo abrió la puerta del asiento trasero y se lanzó dentro del coche, al mismo tiempo que Draco se lanzaba en el asiento del acompañante.

-¡Sal de aquí, ahora!-Exclamó Draco, y el coche salió corriendo de allí, levantando una nube de tierra detrás nuestro.

Me dejé caer sobre el asiento, respirando hondo por primera vez en mucho tiempo, y sonreí al ver a Luna y Theo abrazándose con fuerza al lado mío.

Miré hacia adelante, fijando mi vista en la nuca de Draco, delante de mí.

Cómo hubiera deseado que me abrazara muy fuerte entre sus brazos en aquel momento, que me dijera cuánto me amaba y que me asegurara que todo estaría bien ahora. Justo lo que Theodore estaba haciendo con Luna. Todo lo contrario a lo que él había hecho.

Una nueva oleada de rabia me recorrió por completo, y como sí lo hubiera llamado, Draco se giró y me miró por encima del hombro.

No pude interpretar su mirada, así que desvíe la mía y me concentré en la ventanilla, deseando con todas mis fuerzas que no notara la lágrima que se deslizó por mi mejilla derecha.

.

Media hora más tarde, Blaise aparcó frente a la casa de Theo y Luna, y se marchó su hogar.

-¿Se quedarán aquí?

-No, iremos a buscar a Rose ahora mismo.

-Draco, deben estar cansado.

-¿Tú estás cansada?- Por primera vez desde que salimos de allí, Draco se dirigió a mí, y yo negué levemente con la cabeza, sin siquiera mirarlo.- ya ven, iremos por Rose ahora, Theodore, ¿Me prestas tu coche?

Mío-DramioneDove le storie prendono vita. Scoprilo ora