Prólogo

44 4 2
                                    


Cuando me despierto sobrevolamos ya el aeropuerto, a punto a aterrizar. A penas dura el vuelo hora y media desde Edimburgo, pero no me gustan nada los aviones.

No es la primera vez que visito Londres, pero sí la primera vez que viajo sola. He aprovechado que mi mejor amiga, Brianna, se mudó aquí a principios de año para venir a pasar el verano. No me voy a quedar los dos meses pero, intentaré estar el máximo tiempo posible. Mi madre, en principio, no quería que yo viniese sola, ya que que ''con dieciséis años soy todavía pequeña''.

Brianna viene a recogerme al aeropuerto con su mejor amigo, Marcus, que es un año mayor que nosotras y tiene carnet de conducir. Llevaremos mis cosas a casa de Bri y iremos a dar una vuelta por la ciudad.

Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando el avión comienza a descender. Las bastante temprano, pero estoy más despejada que nunca. En realidad estoy muy emocionada al pensar en lo bien que lo vamos a pasar.

Cuando Bri se mudó lo pasé mal. Llevábamos juntas prácticamente desde siempre, es como mi hermana, y tenerla lejos era algo que nunca había imaginado. Por suerte, hoy en día podemos seguir viéndonos por Skype y se hace más llevadero.

Me arreglo un poco el pelo y me repaso el labial antes de salir del avión. Mientras espero la maleta pienso en como será Marcus, Brianna habla tan bien de él que me imagino al perfecto chico; alto, pálido pero que le favorece, ojos azules, pelirrojo... vamos todo un sueño.


Allí está, mi mejor amiga, a la que no veo desde hace cinco meses, más guapa que nunca. Corro hacia ella, y la abrazo como no lo había hecho en mucho tiempo. Su aroma no se me había ido de la memoria. Al fin juntas. Parece más mayor, como si Inglaterra la hubiese cambiado totalmente. Tiene el pelo larguísimo comparado a como lo tenía cuando se marchó de Edimburgo, liso y también un poco más rubio. Y allí a su lado está Marcus, su físico es realmente atractivo, muy atractivo, pero no es del todo como imaginaba.

- Cuanto te he echado de menos – Marcus coge mi maleta sin decirle nada y Bri y yo nos adelantamos cogidas de la mano.

-Es muy guapo – digo sonriente.

-No es lo que piensas.

- Ya hablaremos dentro de unos meses - le aprieto suavemente la mano. Brianna ríe.

- Cállate - tiene las mejillas sonrojadas - no has cambiado nada.

La casa de Brianna es preciosa. Muy típica de Londres, que según me contó, la había heredado su padre al fallecer su abuelo. Voy a tener mi propia habitación, así que me instalo lo más rápido que puedo. La habitación es pequeña, pero suficiente, la cama, el armario y una pequeña cómoda con espejo.

La puerta está abierta, Brianna golpea tres veces suavemente antes de entrar.

- Estás muy guapa. - estaba mirándome al espejo.

Sonrío y la abrazo.

- Me alegro mucho de estar contigo otra vez - digo.


Vamos en metro a todos los lugares que Brianna quiere enseñarme. Muchas veces me contó lo mucho que le gustaba vivir aquí, pero hasta ahora no me había atrevido a pensarlo demasiado por miedo a que desapareciese de mi vida.

Marcus ha venido con nosotras, y la verdad es que es un chico muy agradable, si a Brianna le gusta, como imagino, solo espero que él sienta lo mismo por ella, porque seguro que será un buen chico.

Llegamos a Hyde Park. Brianna ha prometido que vamos a venir más veces este verano, pero que era el mejor lugar para descansar de nuestro primer paseo por la ciudad. Es precioso. Hemos comprado unos gofres para merendar, están riquísimos.

Es curioso ya que justo en por la zona en la que nos hemos sentado están poniendo vallas para algún tipo de espectáculo. No estamos muy adentrados en el parque realmente, así que pronto vemos llegar a mucha gente.

- ¿Qué grabarán ahora? - dice Marcus comiendo el ultimo bocado de su gofre.

Miro al rededor. Cámaras por todos lados. El recinto que han montado en pocos minutos no nos repercute, así que seguimos en el mismo sitio. Pero de pronto comienza a haber demasiada gente, pancartas, reporteros, flashes... la tranquilidad es prácticamente imposible.

Nos marchamos de Hyde Park, con intención de volver a casa, pero mientras Marcus y Bri hablan de sus cosas unos pasos por delante y yo hago algunas fotos. Me distraigo y me alejo un poco de ellos pero sin perderlos de vista. No hay duda de que a mi amiga le gusta ese chico, nunca la he visto sonreír así, con la mirada.

A penas se ve el parque a lo lejos, y en la calle en la que estamos no hay prácticamente gente. Algo me llama la atención, así que me detengo. En la acera de enfrente, cinco personas con capucha andan decididas con la cabeza gacha, en silencio.

No sé en que momento ocurre, pero me encuentro decidida a seguir a esas personas. Cinco, cinco chicos. Algo me dice que tienen mucho que ver con lo que estaba ocurriendo en el parque. Entran en un edificio antiguo no excesivamente alto, parece abandonado ya que no tiene puertas ni ventanas, pero apenas está deteriorado.

Y ahí estoy, frente a la entrada. Sus voces, susurrantes, se pierden bajo el sonido de sus pasos contra unas escaleras de metal.

Entro.

Si yo fuera túWhere stories live. Discover now