Cisne herido de soledad.

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Hay callejones sin salida que decoras de arcoíris y flores, como si fueran arcos del triunfo en medio de una selva yerma. 

El mundo se vuelve un teatro romano de máscaras venecianas y me paseo entre ellas creyéndome sus inertes caretas de plástico. Empiezo a bailar un baile inocente e innombrable, bailo por mí, sola en medio de risas y bufones. Entonces las caretas te miran, te juzgan, interpretan a su gusto que se trata de un lenguaje blasfemo y con el dedo índice dibujan en su libro de falso testimonio. Dejar de bailar o seguir bailando, cualquier acto es condenado al juicio ajeno como maligno, así que me río, me descalzo, me desvisto y desnuda ante el teatro hago una reverencia y vuelvo a mi lago. Cisne herido que al contacto con su hogar su plumaje recupera. El agua le abraza y le susurra entre la brisa:

Tú eres cisne y cisne serás y si tu baile distrae y es juzgado no te sientas fuera de lugar, no te sientas capturado, cazado por miradas que no te entienden.

Eres cisne herido de soledad pero no te hace falta rodearte de aves con pico de metal. 

En tu lago de siempre, con tus plumas, volarás.

Letras inundadasWhere stories live. Discover now