Pesadillas

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A la sombra de mi cabecera
han venido a instalarse
horrores y pesadillas caprichosas.

De sus caras de calaveras
veo sus ojos balancearse
y pasearse a hurtadillas

Los cuatro angelitos
de mi cama han huido
diciéndome al oído:

《Guárdate de los abismos
del implacable anochecer,
vístete de seda y ligera,
que los sueños mortíferos
de la razón huyan de tí.》

Todo se torna inestable.
Velas de noche.
Energía de azabache.

Una luz brillante azulada
al fondo, entre tempestades,
despeja el oxígeno.

Cuatro angelitos pintados
por Goya me recuerdan
cómo los monstruos se crean.

Letras inundadasWhere stories live. Discover now