Capítulo 15

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POV Juliet


Tenía el corazón roto y mi habitación echa un desastre. Imágenes y recuerdos llegaban a mi mente sintiéndose como apuñaladas en mi pecho. Porque no podía entender cómo me había puesto a mi misma en esta situación y como no logré darme cuenta desde un principio, desde que lo vi sentado en una de las mesas del bar de mi padre, medio borracho, que sería un doloroso problema para mí. 


Antes

El cabello del chico se desparramaba por todo su rostro, sus ojos adormilados me miraban como si fuera la cosa más extraña que vio alguna vez en la vida.

— ¿Eres un ángel? —preguntó arrastrando las palabras. Puse los ojos en blanco, pero en aquel mismo momento una extraña sensación me recorrió y se revolcó en mi estómago, solo quería vomitar y no sabía si era por el desagradable olor que invadía todo el local o por los nervios. —Disculpa, solo estoy algo perdido. Dios, debo parecer un vago —se refregó la cara con las manos, como tratando de despabilar. 

—Soy la hija del dueño y estamos cerrando, deberías irte. 

—Yo soy Castiel —murmuró. 


Ahora

Castiel comenzó a ir todas las noches al bar, a veces ni siquiera bebía y siempre cargaba su guitarra, todas las noches nos quedábamos hablando durante casi una hora mientras yo cerraba el local y caminábamos a casa que quedaba bastante cerca. Al principio creí que tal vez podría tener un interés romántico por mí, era agradable a pesar de aquel semblante rudo y parecía disfrutar de mi compañía. Creí que teníamos algún tipo de conexión. Pero un día nombro a Sucrette, como algo fugaz y sin importancia, como un recuerdo vago que guardaba en el fondo de su memoria, como si él mismo no notara la manera en que decía su nombre, como si fuera lo más valioso y frágil del mundo. Yo sí lo noté. Al principio fueron conversaciones casuales, luego una noche en su apartamento cuando ya nos habíamos vuelto más cercanos y había comenzado a trabajar en el bar de mi padre gracias a mi intervención, me contó todo sobre aquella chica. Un antiguo amor, algo que fue muy bueno, pero terminó muy mal. Algo que no funcionó. En ese punto yo ya sabia lo que sentía por él, era consciente de lo que él causaba en mí y aunque parecía que él se esforzaba en que solo fuéramos amigos, un par de noches después terminé en su apartamento, en su cama, durmiendo con él.

Flashback

—Eres increíblemente hermosa y perfecta —dijo Castiel mirándome de arriba abajo mientras estaba sentada a horcajadas sobre él. —Pero no quiero nada serio, lo sabes. No quiero hacerte daño.

Demasiado tarde, pensé. Pero estaba bien. Yo lo sabía, yo misma me estaba metiendo voluntariamente en este juego que probablemente solo me lastimaría, pero por Castiel sentía, y sentía mucho, y quería arriesgarme. Quería intentarlo. Si él solo podía darme sexo y amistad, lo tomaría por ahora, me mantendría a su lado. Tal vez algún día vería en mí lo que yo veía en él. Lo besé otra vez y él correspondía.

Ahora no podía sacarme de la cabeza los recuerdos de Castiel en mí, de sus manos tocándome, de sus labios besándome, de su cabello mezclado con el mío en nuestros abrazos. Creía que podía lograr que él se enamorara de mí. Pero llegó el día en que supe que eso nunca sucedería, el día en que vi a Sucrette junto a otras dos chicas en el lobby del departamento de Castiel. Su cabello cobrizo, sus ojos oscuros, la reconocí en cuanto la vi sin siquiera haberla visto antes. 

Antes

— ¿Buscan a Castiel? —pregunté con esfuerzo, tenía que reconocer que estaba asustada.
— Sí — respondió una chica de cabello blanco.
— ¿Y ustedes quienes son? —alcé las cejas.
— Amigas del instituto. 

Corazón de melón: Lo intentamos ||LSDP#2Where stories live. Discover now