Sentimientos no permitidos

CAPÍTULO I

Haber cómo explicó cómo era el comedor, es una sala bastante grande con tres filas de mesas unidas, la primera es para los niños entre 3 y 11 años, la segunda es para los niños entre 12 y 17 años, y la tercera era para los niños (bebés) por decirlo de alguna forma. Continuemos, bueno pues eso, que me encontraba en el comedor tomando la merienda o era la comida buena da igual. Los martes nos solía tocar estofado de pollo y no podía quejarme era uno de los mejores días de la semana. Después de esto me tocaba las clases particulares, me apunté a unas cuantas, ya que no me la quería pasar encerrada en mi cuarto. Soy muy y cuando digo muy es muy antisocial, es decir, me cuesta mucho muchísimo hacer amigos, por eso me la pasó sola en la biblioteca o si no estoy haciendo alguna actividad extraescolar. - Sabrina por favor venga al despacho del director.- Se escuchó por los altavoces de todo el orfanato.

No me suelen mandar al despacho del director, solo me han llamado tres veces en mi vida contando está.

La primera fue por que pegue a un niño mal criado que merecía que le dieran una lección de vida y la segunda porque robe más de 13 libros aproximadamente de la biblioteca. No suelo ser como el resto de adolescentes, soy rara o así por lo menos me considero yo, soy muy cerrada y me cuesta mucho confiar en la gente, en fin así me va.

Me levanté de la silla la cual estaba sentada y me dirigí al despacho del director, cuando llegue escuché que mantenía una conversación con alguien, pero aun así llame a la puerta. - Pasa.- Se escuchó detrás de aquella, lo abrí y entré en la sala, en él se encontraba un hombre de unos treinta y tantos años sentado en la silla.

- Hemos encontrado una familia que quiere adoptarte. - Dijo el director ordenado sus papeles que se encontraba en su escritorio. Me limité a mirar y quedarme en silencio. - Te irás hoy mismo. - Dijo el director sin ninguna expresión en su cara. - Todavía no he ordena mi ropa.- Dije casi entre susurros. - Tranquila.- Dijo el director mientras cogía el teléfono. - María, trae las maletas de Sabrina por favor, muchas gracias.- Colgó.

En cuestión de unos pocos minutos apareció la tal María con las maletas en las dos manos, no la había visto en mi vida, seguramente vino a sustituir a Olga, ya que estaba dada de baja por maternidad.

- Bueno eso es todo no, espero que seáis felices.- Dijo el director mirando el ordenador.- Acompáñame señorita.- Dijo aquel hombre casi haciendo una reverencia. - Me puede llamar Brina.- Dije mientras cogía la maleta de las manos de María. - De acuerdo señorita Brina.- Dijo intentando quitarme las maletas de mi mano intenté negarme pero insistió tanto que me tuve que rendir.

Salimos del orfanato y nos dirigimos a un coche enorme, me sentía bastante incómoda, ya que era una exageración, era un jeep cherokee, yo no entiendo sobre coches solo sé que era blanco, enorme y tenía mucho espacio.

Nos metimos en el coche y el hombre dejo mis maletas en el maletero, aproveche para poner música con mi móvil, vamos el que me compro mi amigx invisible (que por cierto nunca llegue a conocer) por mí regaló de cumpleaños.

- Señorita Brina, ¿Se siente cómoda? Si necesita algo solo tiene que avisarme. - Dijo el hombre mientras me miraba por el retrovisor yo solo asentí con la cabeza y me puse los auriculares. En cuestión de veinte minutos nos detuvimos en una gran puerta que por ella se podría ver una enorme casa que parecía una mansión. No puede despejar mis ojos de aquella enorme casa, ¿qué pasa mis futuros padres son multimillonarios o que?

El hombre abrió la puerta del coche y me invitó a pasar, él cogía mis maletas y entramos en esa mansión.

Lo primero que se veía al entrar en esa casa es una enorme sala de espera o es lo que creo que era, de lo grande que es bastante era bastante confuso. ¿En qué trabajarán está gente para conseguir todo esto?

- Señorita Brina, acompáñame voy a enseñarle su habitación.- Dijo el hombre subiendo por la escalera izquierda, le seguí para no perderme. Pasamos por unos pasillos bastante decorados y con unos cuantos cuadros colgados en ella. Llegamos a una puerta enorme y encontramos una hermosa habitación. ¿Esto es para mí?

- Señorita Brina, cuando termine de instalarse váyase al baño dúchese y la ropa colgada detrás de la puerta deberá ponérselo.- Dijo y salió de la habitación.

Me costaba creer lo que mis ojos podían ver, este sería mi habitación solo para mí, no puede ser. Me metí en el cuarto de baño o más bien dicho museo del baño como es posible que un cuarto de baño tenga tanto lujo.

Seguro que estos se limpian el cupo con billetes por que vamos no le encuentro explicación.

Me metí en el baño para ducharme detrás de la puerta se encontraba la ropa que me había dicho aquel hombre.

...

Termine de ducharme y salí de la habitación, sabía que era arriesgado pero había que intentarlo salí de la ella e intente recorrer el camino que hice.