CAPÍTULO III

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Terminamos de comer y me invitó a que fuéramos de compras y que tendría que tirar toda la ropa que había comprado yo sola cuando vivía en el orfanato. De alguna manera logro convencer.

Nos levantamos del comedor y nos dirigimos al garaje de la casa, ya podéis haceros una idea de como es el garaje de esa casa, se podría decir que eses garaje era mucho más grande que el orfanato entero.

Nos levantamos del comedor y nos dirigimos al garaje de la casa, ya podéis haceros una idea de como es el garaje de esa casa, se podría decir que eses garaje era mucho más grande que el orfanato entero

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- Te permito elegir el coche.- Me dijo con una sonrisa en la cara. -¿En serio?- Dije yo con los ojos abiertos como platos. Elegí la primera que encontré, vuelvo a repetir no entiendo de coches, a sí que elegí la más bonita según "mis gustos". Nos metimos en ella y nos salimos de la plaza en la cual el coche estaba aparcado. -¿A dónde vamos?- Pregunte en un poco nerviosa. - Te iba a dejar elegir una tienda, pero de seguro no conocerás buenas marcas por eso yo te llevaré  a unas tiendas bien bonitas para que compres todo lo que quieras.- Me dijo sin despejar los ojos de la carretera.  Llegamos en unos diez minutos (que para mi duro unas dos horas).

  Llegamos en unos diez minutos (que para mi duro unas dos horas)

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-Aquí estamos.- Me dijo invitándome a bajar del coche, baje y solo me limite a mirar la tienda. -Vamos tengo cosas que hacer.- Nos metimos en la tienda y aparecieron dos asistentas -Señor Gates, me agrada volverle a ver otra vez por aquí, en que le puedo ayudarle.- Dijo una de  las asistentas con una gran sonrisa en la cara. - Tenemos nuevos atuendo que debería probar le encantaran.- Dijo la segunda asistenta indicando el camino. -No he venido por mí, he venido por ella.- Dijo mirándome. Se quedaron observándome de arriba a bajo. -C-claro, perdón por el error, que desea la señorita.- Dijo con una falsa sonrisa en la cara. - Lo que tengáis en la tienda.- Dije muy nerviosa. -Por favor, para de decir esa frase, me molesta mucho si quieres algo solo pídelo.- Dijo un poco molesto. -Perdón.- Conteste con la cabeza agachada. -Quiero que la deis lo mejor que tengáis de la tienda. - Dijo sentándose en una silla cerca de él. -Claro, así haremos.- Contestaron rápidamente.  -Ven con nosotras.- Dijeron cogiéndome de la mano.

Me llevaron a una parte muy a legada de Alexander. -Bueno, ¿qué es lo que le gustaría ponerse señorita?- Me preguntaron mientras buscaban ropa. -Bueno si tenéis vaqueros, faldas, etc. Me vale.-  Conteste sin saber que más decir. -Señorita, ¿le puedo hacer una pregunta?- Me dijo una de ellas. -Claro.- Conteste.  -¿Cómo consiguió que el señor Alexander se fijara en usted si ni siquiera eres de su tipo?- Pegunto sin dejar de buscar.  -¡Ingrid! ¿Cómo puedes preguntarla eso? ¿No sabes que es una clienta? ¿No tienes vergüenza?- Contesto una de ellas muy enfadada. -Necesito saberlo llevo intentando tener algo con él desde hace tiempo y de la nada ella llega y se vuelve su novia, no es justo.- Dijo muy indignada. -Perdón, pero no soy su novia soy su hijastra, acaba de adoptarme, así que todavía tienes tiempo.-  Dije intentando ser amable. -¡Su hijastra!- Sé quedaron perplejas observándome de arriba a abajo de nuevo. -Perdón señorita es que Ingrid suele ser muy directa y se olvida que no tiene que meterse en la vida personal de los clientes.- Dijo observándola con ira a la tal Ingrid que no parecía bastante arrepentida. -No pasa nada. Cosas que pasan. Por cierto no me gusta mucho estar aquí, así que coger lo primero que veáis y meterlo en la cesta, no me quejaré.- Dije muy incómoda. -Claro.- Metieron unas cincuenta prendas que literalmente, me daban bastante igual, en verdad no me gusta nada ir de compras y para mí esto es mucho más que una tortura. 

Minutos después salimos de donde nos metimos y nos dirigimos a donde se encontraba Alexander -¿Ya tienes lo que quieres?- Me pregunto mientras se levanta de la silla la cual estaba sentado. -Sí.- Conteste secamente. -Vale pues nos vamos, poner el recibo en mi cuenta.- Fue lo último que dijo al salir de la tienda. 

Nos metimos en el coche - ¿Qué te han hecho esas locas?- Dijo antes de arrancar el coche. -¿A qué te refieres? No te entiendo. - Conteste. -¿Qué te han preguntado?- Me dijo esta vez un poco más serio. -Nada.-  Conteste. -Que nuestra relación comience con mentiras no creo que sea lo mejor.- Dijo muy serio. -Bueno me preguntaron que como hice para conquistarte.-  Conteste tartamudeando. Entonces soltó una gran carcajada que reboto por todo el coche incluso me hizo soltar una sonrisa. -No me van a matar, cuando sedaran cuanta que no quiero nada con ellas.- Dijo con una gran sonrisa. -¿Te puedo preguntar algo?- Pregunte. -Adelante.- 

-¿Por qué me adoptantes sabiendo que podías adoptar a otros niños, porque me elegiste?- Pregunte  con un nudo en la garganta. -Si te soy sincero tampoco lo sé, simplemente me interesaste y decidí adoptarte tampoco tengo nada que perder.- Dijo mientras ponía la radio. Durante todo el camino de vuelta  hubo un inmenso silencio y que me estresaba mucho, que tuve que romper con  una pregunta estúpida, pero que llevo preguntándome desde qué le conocí.  -Señor Alexander, ¿de dónde saco todo el dinero que usted tiene?- Pregunte con vergüenza. -Por favor no me llames así, tú me puedes llamar papa o simplemente Alex y mi dinero viene de mi empresa de Microsoft, que herede cuando mis padres fallecieron en un accidente automovilístico.- Dijo con una media sonría que más bien parecía que ocultaba un dolor inmenso. -Lo siento mucho.-

-No pasa nada, mejor, me he ahorrado explicarte que no tienes abuelos.-  Dijo con cara de pocos amigos. -Buenos tú ya me has hecho una pregunta me toca a mí.- Dijo mirándome con una gran sonrisa. - Bueno Brina, ¿por qué eres tan tierna?- Pregunto con una tierna sonrisa. - Si super tierna, eso es mentira pero gracias de todos modos.-

-Yo no miento, ni tampoco tengo porque mentir, para mí eres super tierna.- Dijo mirándome a los ojos. Acabe con una sonrisa en la cara, el día se me había hecho super largo y ya eran las ocho de la tarde y ya estaba un poco cansada.  -¿Te apetece ir al cine?- Pregunto mientras manejaba...

Sentimientos no permitidosWhere stories live. Discover now