Capitulo 15

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  Entramos a la enorme mansión. Ya estaban los bocadillos y las bebidas, sólo faltaba el equipo de música y esperar a que los invitados llegaran.
Terminé de ayudar a Mason y me fui al baño a cambiarme de ropa.  Al abrir el bolso vi el arma.

- ¿Lo hago ahora o lo hago después? – Dije tomando el arma entre mis manos. Estábamos los dos solos era el momento perfecto. Pero algo dentro de mí decía que dejara el arma en el bolso y volviera con el al living. Suspiré, este no sería el momento, los invitados no tardarían en llegar.

Bajé ya cambiada y me dirijo al living, Mason estaba pasando  los canales de la tele rápidamente si saber que yo estaba detrás de él.

- ¡BU! – Lo asusté.
- ¡Azul! – Reí. – Casi me matas del susto. – >>Casi me matas<<. Sus palabras quedaron resonando en mi cabeza, nunca me puse a analizar esa palabra realmente, o el acto que esta implica. El hecho de que hayan matado a mis padres cuando era pequeña me volvió una persona fría, no digo que matase gente a diario, solo he matado a 6 o 7 personas, personas como Jeffrey Walsh, no como Mason, personas culpables terribles delitos, recuerdo unas de mis misiones, mi trabajo era localizar al jefe del trafico de mujeres, mi investigación empezó en Brasil y termino en Pakistán, en esa misión mate dos de las siete personas que nombre, el jefe de Brasil y el de Pakistán y luego están los daños colaterales que involucran a muchas personas más, diría victimas pero no lo eran, eran monstruos que se ganaban la vida a costa del sufrimiento de inocentes, así que tampoco se si podría llamarlos "personas"-  Rápidamente cambié mi expresión.
- Perdón, no me resistí. – Dije tratando de fingir una sonrisa.
- Bien, te perdono. – Sonrió. – Pero mereces un castigo.
- ¿Un castigo?
- Si. – Dijo acercándose lentamente.
- ¿Qué clase de castigo?
- Cosquillas.

Se abalanzó sobre mí, mientras yo no paraba de reírme. Iba retrocediendo con el fin de liberarme pero era imposible. Si darnos cuenta caímos en el sofá. Nuestras miradas se conectaron. Él dejó de hacerme cosquillas y yo de reír. Posicionó sus manos a los lados de mi cintura y lentamente comenzó a acercar sus labios condenada mente sensuales, pero antes de hacer presión con los míos el timbre sonó. él no hizo ningún intento por ir a abrir la puerta.

- Mason... - susurré.
- ¿Si?
- Ve a atender. – Dije riendo.
- Que espere un rato. – Dijo refunfuñando.
- No. – Dije apartándolo de mí. – Ve a ver.

Se paró rezongando como un niño pequeño. Después de unos minutos Carlos y Neith entraron a la sala.

- Hola Azul. – Dijo Carlos

- Hola ¿Cómo están?

- ¿Bien, tú?

- Bien, Carlos... ¿No sabes nada de Ashley? – Pregunté.

- No. Ya no me contesta los mensajes desde ayer. – Dijo algo apenado.

- Yo no la veo desde hace días.


Continuamos conversando hasta que más invitados llegaron. La música comenzó a sonar y los chicos comenzaron a bailar.


   Luego de unas horas la casa estaba que explotaba de adolescentes ebrios y parejas que se besaban en las escaleras y la parte trasera del jardín. La estoy pasando de maravilla aunque el nerviosismo no se va de mi cabeza. Matar a Mason iba a ser difícil  con toda esta cantidad de gente.

¡Genial! Ahora lo perdí de vista, solo eso me faltaba, camino hacia el patio trasero en busca de él

- Hey linda. – un chico ebrio me tomó del brazo.
- Suéltame. – Dije forcejeando.
- Ni lo pienses, esta noche nos divertiremos. – Dijo alzándome en sus hombros.
- ¡SUÉLTAME ESTÚPIDO! – Dije, pero seguía insistiendo, estaba a punto de golpearlo, cuando escuché a Mason hablar...
- ¡Más te vale que sueltes a mi novia!.
- ¿Es tu novia? – Rió Sarcásticamente. – Ella se viene conmigo. 

 Mason se adelantó a pegarle en el rostro haciendo que cayera. Rápidamente me liberé y me fui con él. El chico ebrio se levantó como pudo y  tiro un golpe haciendo que el labio de Mason sangrara. Él se levantó rápido para volver a pegarle pero lo detuve.

- No Mason, no vale la pena.
- Déjame romperle la cara. – Dijo enfurecido.
- Ven, Carlos y Neith se encargaran de echarlo... - Dije tirando de su hombro.

Lo tomé de la mano y subimos hasta su habitación.

- ¿Para que me traes aquí? - Preguntó confundido.
- Voy a curarte. – Dije agarrando un trapo.
- No es necesario. – Sonrió.
- Si lo es. – Dije sentándome a su lado. – Tú me defendiste. Gracias.
- No es nada.

Comencé a limpiar suavemente su herida.

- Te acuerdas esa ves que te caché mirándome lavando el auto? – dijo divertido.

- Si. Me había chocado con el poste por mirarte. – Mencioné riendo.
 Él lentamente comenzó a acercarse hasta besar mis labios. Automáticamente posé mis manos en su nuca mientras el acariciaba mi cintura. El beso se tornó más apasionado a medida que nuestras ropas iban desapareciendo. Cada caricia, cada beso, cada vez que hacía contacto con mi piel se sentía como una descarga eléctrica placentera e insaciable. Mis manos recorrían su espalda desnuda bajo su remera.

 Él  se apartó de mi con la respiración agitada. Sus ojos estaban obscuros por la lujuria del momento.

- ¿Qué haces? – Dije sedienta de más caricias y besos.

- ¿Segura que quieres hacer esto?

- Si.

Hoy sería la noche. Por lo menos lo disfrutaría antes de tener que deshacerme de él obligatoria mente.

 Estiró su mano hasta su mesa de luz y del cajón sacó un sobre plateado – Te juro que haré de esta noche inolvidable para ti. – Susurró sobre mis labios antes de volver a besarles.  



Lamento no haber publicado por un largo tiempo, eh estado muy ocupada.

Espero y les guste este capítulo. n.n

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