Capítulo 12: Te necesito.

3K 171 24
                                    

Volví a moldear mis pestañas con máscara negra y suspiré. Si lloraba ahora todo el maquillaje se correría y la última hora hubiese sido un absoluto desperdicio.

En el espejo se reflejaba una chica exagerádamente maquillada y envuelta en una toalla. No parecía yo, pero me temía que si lo era. Cerré los ojos con mucha fuerza y fruncí el ceño. Estar sola en casa no me ayudaba para nada, pero tampoco podía llamar a Stacy para contarle todo. Mike no me dejaría asistir a la misión, Luke no estaba al tanto de mi trabajo, Jayden querría impedir que lo hiciera y Sam... bueno, Sam me pondría más nerviosa de lo que estaba.

Volví a abrir los ojos y tomé el labial más rojo que tenía. Lo pasé repetidamente por mis labios hasta dejarlos del mismo color que una nariz de payaso. Me eché coloreté en las mejillas y finalmente me puse sombra en los párpados. Estaba lista en cuanto al maquillaje. Ahora solo debía vestirme y ver qué podía hacer con mi cabello.

Me acerqué a la bolsa platinada que estaba sobre mi cama y saqué el vestido negro. Tenía tan poca tela que me impresionaba.

Lo pasé por mi cabeza y lo acomodé, cada parte en su lugar. Aunque la casi todo estaba al descubierto, intenté cubrirme lo más que pude. El escote era exageradamente grande y me hacía sentir incómoda. El vestido era tan corto y apretado que con suerte podía moverme, apenas cubría una porción de mis muslos. Me dio asco con solo mirarme.

Toda mi espalda estaba al descubierto y eso me provocó un escalofrío. No podía creer que estuviera haciendo eso.

Volví a suspirar entre muecas de desagrado y finalmente me decidí a ponerme las botas altas de tacón aguja.

Para ser sincera, parecía una prostituta. Nunca en mi vida había pensado que llegaría a verme así.

Sentí una opresión en el pecho al pensar lo que estaba a punto de hacer e intenté ser fuerte, tomar coraje.

Tomé mi navaja y la escondí en mi bota derecha. Aún no sabía qué arma era la adecuada para hacer lo que iba a hacer, así que había decidido llevar un par.

Me senté sobre mi cómodo colchón con un cepillo y desenrredé mi enmarañado cabello. Necesitaba darle el aspecto más descuidado y feo posible.

Froté las puntas y luego las cepillé hacia arriba. No podía dejarlo todo enredado así que lo desenrredé con brusquedad. Repetí el proceso una y otra vez hasta que mi pelo pareció no resistir más.

Una lágrima negra me recorrió la mejilla.

La sequé rápidamente y arreglé lo que había manchado. Estaba casi lista en apariencia, pero en lo que respectaba a emocionalmente... estaba muy mal. Me sentía perdida.

Respiré agitada y tomé mi móvil con manos temblorosas. Ya no soportaba el silencio que había, ajeno al infierno que se desenvolvía en mi interior.

Marqué el número de Jayden al borde del colapso. Pero no iba a llorar. Lo había soportado durante doce largos años llenos de tristeza. ¿Por qué iba a llorar en ese estúpido momento?

-¿Chloe?- contestó en lo que a mí me pareció una eternidad.

-Jay.- pronuncié en un susurro desesperado que él comprendió al instante.

-¿Qué sucede?

-N-no... no puedo.- estaba cada vez peor y no creía poder soportar el peso de la tensión sobre mí.

-¿Chloe? No entiendo. ¿Qué te sucede?- ahora estaba preocupado.

-T-te necesito.

No hubo respuesta al otro lado. Espere un par de segundos en los que pude escuchar ruidos confusos y algunos golpes. Luego se cortó la llamada.

She's a Fighter ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora