Capítulo 4: En la cornisa.

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Un gritito de sorpresa me hizo revolver en mi lugar. Otro más y mis párpados hicieron el ademán de abrirse. Un ruido seco contra el suelo seguido de unas risas me obligaron a cambiar de posición.

No quería despertarme ahora. Tenía mucho sueño y la verdad era que no había dormido lo suficiente desde hacía bastante tiempo.

Gruñí al sentir cuatro manos encima de mi brazo, sacudiéndome. Me di la vuelta con el ceño fruncido y me sentí frustrada. Si no me dejaban dormir en paz alguien asesinaría a alguien.

Otras risas resonaron por todo el apartamento seguidas de una cuenta regresiva y un efusivo ¡YA!. Uní mis cejas y abrí los ojos como platos al sentir el sofá dándose vuelta, conmigo encima. Chillé e intenté sostenerme de cualquier cosa, pero solo logré hacerlo del mismo sofá y caí aplastándome.

-¡¿QUIÉN ES EL MALDITO?!- grité con todas mis fuerzas mientras hacía un gran esfuerzo por salir de debajo del asiento.

Imposible.

Demasiado pesado para mí.

Lancé un gruñido de frustración y esperé pacientemente a que las risas cesaran y alguien me sacara de la estúpida prisión. Al fin alguien lo levantó unos milímetros y no desaproveché la oportunidad para escapar. Me puse en pie y me tambaleé. Abrí los ojos y encontré a Jayden, Judy y Simon riendo como focas epilépticas.

-Jayden...- rugí y salí despedida en su búsqueda.

Estaba a punto de atraparlo y darle una lección cuando él reaccionó y corrió por todo el apartamento. Cobarde. Lo perseguí por todas partes hasta que la risa me contagió a mí. No era para nada lenta, pero él menos. No logré tomarlo a tiempo y consiguió esconderse.

La sonrisa se me borró rostro al encontrarme sola en mi habitación. Debió de haberse escondido en...

-¡Ahora niños!- un grito proveniente de detrás de la puerta me hizo ponerme alerta y apreté mis puños, sorprendida.

Un gritito agudo de guerra me hizo contener una nueva carcajada y me di la vuelta a tiempo de ver a Judy y Simon corriendo hacia mí. Ese último venía tambaleándose mientras reía.

Aguarden... ¿Simon caminaba?

Dos golpes en las piernas me hicieron trastabillar hacia atrás de forma brusca. Levanté unos centímetros la vista y un Jayden risueño se tiró, literalmente, hacia mí. Caímos los cuatro juntos hacia atrás. Mi cabeza golpeó violentamente el suelo y mi vista se nubló unos instantes. Mi risa cesó pero no la de ellos.

Nos quedamos así un par de minutos. Cuando me repuse, agarré a Judy y comencé con una sesión de cosquillas que se prolongó al unírsenos Simon y Jay.

Sujeté con un mano los brazos de la niña y con la otra intenté llegar al cuello o estómago de mi compañero. Simon estaba tumbado sobre mí, destartalado de la risa e intentando hacerme más cosquillas aún. Jayden se dedicó pura y exclusivamente a mi cuello.

Okay... eso había sonado demasiado pervertido.

Después de unos minutos más, ya estábamos muy cansados y todos recostados en la alfombra de la habitación.

-¿Qué hora es?- pregunté jadeante.

-Las nueve.- me respondió Judy mientras se abrazaba a mí.

La tomé en brazos y la dejé en mi cama. Le dirigí una espléndida sonrisa y observé lo que llevaba puesto: una playera floreada, una pequeña faldita de jean y unas sandalias blancas justo de su talle. Su cabello caía hasta la cintura y unos delicados bucles se formaban en las puntas. Los reflejos lo hacían cambiar de dorado a marrón claro y estaba sostenido por una diadema plateada. Parecía un princesa en miniatura.

She's a Fighter ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin