3

196K 20.8K 57.1K
                                    



Tal vez todo es culpa de mercurio retrógrado...


ADA.

(5 minutos antes del grito...).


Ya había escuchado su estúpida voz a través de los altavoces del parque.

Ella diciendo: «su respuesta es incorrecta» con ese tono neutro, sospechoso, molesto.

Yo había estado caminando por la feria para intentar calmarme, pero al final me había acercado con cuidado a donde la multitud de alumnos estaban reunidos, y había presenciado la humillación a Ascian.

Sinceramente, no me importaba él, pero ver la forma en la que todos se reían o lo atacaban, fue molesto para mí.

No era un secreto que nuestra familia era detestada por lo que había hecho el abuelo Adrien y porque luego nuestros padres no pudieron borrar las manchas de sus acciones por más que lo intentaron, pero, ¿la gente qué? ¿con qué moral se plantaban ahí a acusarlo? ¿Ellos no cometían errores? ¿No era también algo malo el comportarse como unos chismosos de mierda que disfrutan de la humillación ajena?

Nuestra familia había intentado evitar que viéramos el odio que les tenían, pero al crecer fue inevitable. Rechazos en las escuelas, artículos en revistas, comentarios de los otros niños y, sobre todo, opiniones absurdas en redes.

Porque sí, había visto a la gente miles de veces en Twitter o en Tiktok hablando sobre nosotros. Hablando sobre nuestro pasado, nuestros errores, nuestras "red flags", nuestra toxicidad, pero, ¿y sus propias red flags, amigos? Nadie les hacía esa buena pregunta.

Ah, es que al parecer esas no valían. No valía que esa actitud criticona era una gran bandera roja que demostraba que tenían tantos defectos que necesitaban resaltar los de otros para aliviarse. No valía que eso de hacer un video de odio para ganar likes era una gran bandera roja que gritaba: «soy una persona sin empatía, interesada en mi propio beneficio».

Claro, ellos de verdad creían que ir a una red social a acabar con la imagen de alguien de forma masiva era un acto sagrado de bondad. Creían que definir cuál Cash merecía más o menos, estaba en un mandamiento de la biblia. Creían que las puertas al cielo estarían abiertas para aquellos que perdían dos horas de su vida haciendo un hilo sobre cuán malvada había sido Jude Derry.

Creían que discutir y generar odio contra nosotros automáticamente los limpiaba de su podredumbre. Pero olían peor que un Cash, porque se mentían a sí mismos asegurando que lo que hacían arreglaba algo, cuando solo lograba alimentar la intolerancia social y el odio colectivo que tanto lastimaba.

Pero, supongo que es así. Una vez leí que el narcisista no cambia porque no cree que debe cambiar. En su mundo, su crueldad, su selectividad y su egoísmo son correctos.

Ese era el mundo que nos atacaba. Un mundo narcisista que se creía con el poder de determinar que otra persona (tal vez peor) merecía más que nosotros solo porque no les agradábamos. Nadie nos conocía de verdad.

Pude haberme quedado pensando mucho más de eso, pero entonces vi de reojo uno de los stands, y confirmé lo que Ascian había dicho: que él también había venido a Tagus.

Todo mi conflicto mental se apagó por un momento. Si alguien me vio, de seguro notó cómo mi cara pasó de estar tensa por el enfado a demostrar una vulnerabilidad de adolescente. Y entonces mis pasos se dieron solos pero cuidadosos, ridículos, embelesados como los de alguien que necesitaba acercarse en secreto a ver algo que no podía tocar.

Uno de nosotros va a morir © [Perfectos Mentirosos 2da Generación]. Where stories live. Discover now