8. Sin consuelo

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Acababan de regresar al hotel cuando el comunicador de Obi Wan se encendió advirtiendo de una llamada de Windu. La imagen holográfica del jedi se reveló en el aparato.

—Maestro Obi Wan, ¿todo está bien? He intentado contactar con Anakin varias veces, pero solo responde el contestador de R2.

Anakin y R2 estaban cerca, mirando, hasta que escucharon eso. Entonces toda su atención derivó en distintos puntos de la pared. Obi Wan, cuya imagen ya se transmitía al holoproyector del maestro, apenas les dirigió una mirada de sutil reproche.

—Todo en orden, maestro Windu. Hace poco que hemos recuperado nuestros equipos, fuimos retenidos por la twi'lek a la que buscábamos. Abandonará Coruscant y sus actividades aquí, pero me temo que no hemos logrado detenerla.

—Si ha dejado de intimidar nobles, la misión está cumplida. El resto son causas menores hacia las que no nos corresponde dirigir nuestros esfuerzos.

Anakin chasqueó la lengua al otro lado de la habitación.

—Cuando regreséis te corresponde hacer el informe. ¿Está Anakin por ahí? Me ha parecido oírle y tengo que hablar con él.

Obi Wan mantuvo su rostro imperturbable, mirando a la imagen de Windu, aunque adivinaba la expresión de Anakin y sabía exactamente qué pensaba.

—En este momento no está en disposición de hablar. Puedo pasarle el mensaje o tendrá que esperar a que regresemos al templo, maestro.

—Esta mañana ha ocurrido algo curioso. Los younglings han usado su tiempo libre para posicionarse en el corredor que da a los jardines y subirse a las barandillas a escupir a todo el que pasara por debajo.

Anakin hizo un sonido nasal de risa ahogada. El maestro Kenobi frunció el ceño como si no acabara de entender la relación entre el comportamiento de los niños y Anakin. La risilla de fondo le ayudó a atar cabos y suspiró con resignación.

—Le preguntaré si sabe a qué puede deberse ese extraño comportamiento. Aunque no dejan de ser niños, yo una vez tiré a un compañero por esas barandillas...

—Muy bien. Dile también que se ha acabado su trabajo con ellos. Es más: tiene prohibido acercarse a los younglings. Que venga a hablar conmigo cuando volváis.

Windu cortó la comunicación y Anakin se acercó deprisa. Obi Wan se pasó una mano por el rostro y suspiró.

¿Tiraste a alguien por la barandilla?, escribió.

—¿Y tú estás enseñando a los críos a escupir por ella?

Al menos no los tiro por ella, fue la respuesta apresurada.

—Mira, esa es una historia complicada que no tiene que ver con esto, solo pretendía quitarle hierro ante el maestro Windu —replicó Obi Wan envarándose dignamente.

No sé. Ahora tengo miedo. Igual me tiras por el balcón del hotel :c

Anakin acabó la frase dibujando una cara triste que imitó en la realidad.

—Me has dado muchas razones en más de diez años para tirarte por muchas ventanas y balcones, hasta de las naves, y no lo he hecho. Así que borra esa expresión de corderito.

¿Le habrán escupido a él?

—Muy probablemente. No parecía de muy buen humor. Pero bueno, has conseguido lo que querías: no volverán a dejarte al cargo a ningún niño. Enhorabuena.

Ese truco te hubiera venido bien hace diez años, ¿eh?

Obi Wan se rió por lo bajo y su expresión ceñuda se relajó al instante con una mirada afectuosa.

Esclavo de la ira (Obikin 4)Where stories live. Discover now