Capítulo V ━ En peligro

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"I don't relate to you, no

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"I don't relate to you, no. 'Cause I'd never treat me this shitty"





—¡Diablos! —fue lo que Maggie dijo después de lo que había escuchado.

Debía hablar con alguien para desquitarse. Prácticamente todo un trauma contado en cuestión de segundos por su hermano, ¿qué tan loco sonaba eso? De hecho, ella ya no quería llamarlo así nunca más luego de todo lo que le hizo.

Sus lágrimas caían lentamente, y Maggie acariciaba su cabello para calmarla, aunque era imposible si sabía claramente lo que le pasaba.

—No sé qué hacer, Maggie. Juro que no sé cómo reaccionar.

—Jessica, Shane está... completamente loco, y lo supe cuando atacó el granero —dijo sin piedad—. Y... ¿lo de la cicatriz...?

Jessica se paró súbitamente de donde estaba, bajó la hombrera de su remera para mostrarle a Maggie de lo que estaba hablando. En su omóplato, una herida que tras años de tratamiento se convirtió en una cicatriz prácticamente invisible.

—Desde que me vi esta cicatriz, todas mis inseguridades comenzaron a despertar, tanto físicas como psicológicas —explicaba con calma—. Nunca me acerqué a la cocina por miedo a lastimarme de nuevo. Siempre me quedaba callada cuando Shane me lo sacaba en cara, pensando que yo era la culpable de todo lo que me pasaba, cuando en realidad él me había lastimado cuando era una bebé por el rencor que le tenía a mi padre.

—Te ha causado un daño irremediable. Cómo lo siento, Jess.

—No es tu culpa, Maggie, tú no lo hiciste —la miró—. Pero, ¿por qué me dice esto recién ahora? ¿Qué hizo tener de decir la verdad después de años de guardársela para sí mismo? 

Maggie no tenía respuesta para ello, pero cuando estaba a punto de dar una opción todos los que estaban dentro de la casa comenzaron a correr hacia un punto en particular; el granero en donde el prisionero estaba. Jess se arregló la remera y corrió a donde todos iban en busca de respuestas.

Randall había escapado, pero de una forma muy sospechosa. La puerta estaba cerrada de afuera, de alguna forma se había zafado de las esposas, y un factor muy importante a la hora de hablar del prisionero; Shane no estaba allí.

Como por arte de magia apareció, pero con una nariz rota y toda ensangrentada. Shane explicó que Randall lo había golpeado y había escapado con su arma. Mientras Rick recomendaba al grupo que se refugiara en la casa, Shane miró a Jessica, y ella lo miraba fijamente a él. Sabía, desde el momento en que comenzó a hablar, que estaba mintiendo.

Al parecer, a partir de ahora, cada vez que veía a Shane, lo único que percibía era un montón de estúpidas y nefastas mentiras para proteger su propio trasero. Ahora que sabía la verdad de todo, no solo lo odiaba, le repudiaba su simple presencia a unos metros de ella.

BLOODY DANGER¹ | Daryl DixonWhere stories live. Discover now