LA.

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Lila.

Procuré que nadie me vea salir de la pequeña habitación privada que había en el pasillo detrás del gran escenario.

Eran las tres de la tarde, faltaban horas para que la banda de mi hermano y todos sus amigos salieran a tocar en uno de los estadios más famosos de nuestra ciudad. Era un logro realmente y me prometí a mi misma acompañar a mi hermano en todo lo que consiga y en todo lo que pierda, pues él era el único que merecía mi eterna incondicionalidad.

A mis 17 años ya sabía lo cruel que podía ser el mundo y los hombres conmigo, por eso había decidido enfocarme completamente a mi familia, quien era solo mi hermano, y mis amigas, que solo tenía dos. Parecía tener todo bajo control en mi vida. Cuando el sol todavía estaba presente, mi mirada posaba sólo en ellos, mi mente escuchaba su música, las letras de arctic monkeys y veía todos los movimientos que esos locos hacían en el escenario.

Luego de unas horas de pruebas de sonido y descanso previo, el sol ya se estaba ocultando, las luces se apagaron y los gritos del público se hicieron mucho más fuertes y notorios, mi mente comenzó a tener un sólo pensamiento.
Vi a aquellos cuatro a unos metros mío sonreirse el uno al otro y preparados para salir a tocar frente a todo ese público. Ellos eran simples pero profesionales, cada uno con sus prendas anteriormente elegidas y planchadas, y sus distintivos perfumes hacían lo suyo ahí arriba.

Mis ojos sólo podían prestarle atención al frontman que caminaba con gran seguridad hacía el centro del escenario, con sus lentes negros y traje azul marino, dispuesto a entregar lo mejor de él a su publico. Con cada paso que el daba, mi corazón vibraba. Me sentía pequeña alrededor de todos esos instrumentos y cables, hombres vestidos de negro controlando que todo salga bien. Era una pequeña fan encubierta de esos cuatro hombres con los que había crecido y una admiradora secreta de Alexander, que mis ojos nunca perdieron de vista desde que tengo uso de razón.

Las letras de las canciones que sabía de memoria solo podían tener una interpretación en mi mente cuando lo veía a Alex cantarlas en vivo, detrás del escenario, como si me estuviese escondiendo de que me vea observarlo, así como una pequeña niña que alguna vez fui intentando disimular el brillo en mis ojos.

"desde aquí nadie puede verme", pensaba.

Pero esa misma noche cuando cantaba el puente de Arabella, mientras sus manos se posaban en su guitarra para su eléctrico solo, sentí una presión en el pecho al ver su mirada en mi, su postura completamente desviada del frente, sus ojos apuntando hacía donde yo estaba, para luego terminar en una risa antes hacer su famoso solo en "R u mine?", el nunca dejó de mirarme durante todo el recital y yo solo quería morir ya que jamás había pensado en la posibilidad de que algo como eso pasara.

Sonaron más canciones, incluso las del último disco pero ni los gritos del público callaban mis pensamientos. Mi cuerpo estaba manifestando algo, una emoción que nunca había sentido y simplemente no sabía que era. Sólo me cruce de brazos e intenté disfrutar el recital.

[...]

Cuando el recital terminó, pude acercarme a mi hermano que estaba completamente sudado. Mi cuerpo estaba caliente a pesar de tener prendas de verano, hacia mucho calor. Aquellos llevaban pantalones largos y camisas, todos se veian cansados y sudados, menos Alex que parecía no sudar nunca, a pesar de usar prendas que cubrían su cuerpo completamente. El siempre se veia sobrio y relajado.

- ¿Te gustó, Lila?

- Si Alex, estuvieron perfectos.

- Fue el último de muchos.

El me sonrió y se alejo de nosotros para ir por cervezas, solían irse rápido pero creí que ésta noche iba a ser la excepción, ya que era la última durante un tiempo, antes de la gira en Sudamérica.

𝒊𝒍𝒍𝒊𝒄𝒊𝒕 𝒂𝒇𝒇𝒂𝒊𝒓𝒔 | ᴀʟᴇx ᴛᴜʀɴᴇʀWhere stories live. Discover now