XXIII

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Capitulo 23

Cría cuervos y te comerán los ojos.

[MATTHEO]

Joder, la cabeza me dolía demasiado.

Traté de moverme, pero un fuerte dolor en el abdomen me hizo no hacerlo tan bruscamente.

Abrí los ojos lentamente y vi como la luz de la ventana me pegaba directamente. Eso me hizo quejarme hasta que me di cuenta de que  ese no era mi cuarto.

Giré la cabeza a un costado y vi como una chica estaba durmiendo tranquilamente en la misma cama que yo. Su cabeza estaba apoyada en mi pecho y su brazo me rodeaba.

Analicé un segundo la situación y me di cuenta de que estaba sin camiseta.

Mierda, esa es una señal de que ocurrió algo.

Bueno, tenía los pantalones puestos  y ella estaba vestida, eso es algo bueno.

—Mm…—Ella hizo un ruido y se pegó un poco más a mí.

Entonces entendí con quién estaba durmiendo.

Ay no, no era cualquier chica…

Era Lu.

Trate de empezar a recordar lo que había pasado anoche, pero me fue imposible, solo nos  recordaba a nosotros dos en la torre de astronomía.

La había besado.

Joder, también había dicho un montón de estupideces. ¿Cómo es que el alcohol me afecta tanto? Bueno… nada de lo dije era mentira, ¿Pero en qué carajo estaba pensando?

Se suponía que tenías que alejarte de ella, no besarle y decirle todo lo que sentías.

Quería despertarla, pero no pude. Me era imposible. Moví su brazo lentamente para que dejara de abrazarme. Traté de ser lo más cuidadoso y silencio posible. Luego de eso intente buscar mi camiseta, tenía una mancha de sangre, pero aun así me la puse.

Su cuarto estaba bastante ordenado, por un lado. Por el otro era un desastre. Me di cuanta al instante cuál era el lado de Lu y cuál el Granger.

Solté una pequeña sonrisa.

Había pergaminos tirados por todos lados, tome uno que estaba en el piso y leí que era sobre ingredientes para pociones. Entonces entendí que estaba estudiando para eso.

Mire un segundo hacia su cama, seguía durmiendo. Sé que dejarla solo estaba mal, tal vez me odiaría por ni siquiera hablarle, pero no podía quedarme.

Yo… Nunca me había quedado en el cuarto de una chica. Mi regla es irme antes de que despierte o luego de que ya hayan pasado cosas.

Pero jamás quedarme a dormir. Sin duda había roto esa regla con Lu.

Estaba por irme cuando algo me hizo frenan. Algo que me sonaba familiar. Algo que había visto anteriormente.

Una pequeña caja de joyas que contenía adentro la misma cadena de oro con el reloj de arena en el centro.

Era exactamente igual a la que había visto.

Entonces era de ella…

Al instante me percaté de algo más. Un cuadro de un señor y una señora. El vidrio estaba algo roto, pero aun así seguía funcionando y la imagen se movía. Se notaba que estaban felices.

Eran los padres de Lu.

Y ese era el mismo cuadro roto que tenía la Niña.

Lu era esa niña.


CORAZONES MALDITOS|| Mattheo Riddle. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora