INVITACIÓN A LA CONCILIACIÓN

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Helou flores! Siento la tardanza, la semana pasada fue imposible dedicarle tiempo a esta historia, ya os lo dije por redes, pero no importa, aquí estamos de nuevooooo! Espero que disfrutéis de un poquito más y nos vemos el próximo Jueves!
Os leo en comentarios sobre lo que creéis que pasará.

No supe nada de Andrei durante la siguiente semana, ni siquiera Irina le mencionó las veces que hablamos en referencia a que hacer para celebrar mi cumpleaños

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No supe nada de Andrei durante la siguiente semana, ni siquiera Irina le mencionó las veces que hablamos en referencia a que hacer para celebrar mi cumpleaños. No me apetecía ninguna fiesta, tal vez porque estaba demasiado cansada y solo quería algo tranquilo, a ser posible íntimo y sin interrupciones de ningún tipo; hospitalarias o gente indeseada. La cuestión es que ella estaría fuera y yo trabajaba, así que decidimos hacer una escapada durante el fin de semana las dos solas a la casa del lago que tenía Alejandro y que aún no conocía.

Miré el reloj del teléfono por tercera vez, como si pretendiera que de ese modo no avanzara o llegaría demasiado tarde a la primera clase de español. No había podido comenzar antes porque mis turnos coincidían con el horario, pero era la única academia que estaba lo suficiente cerca de casa para poder ir andando y que aceptaban alumnos en cualquier época del año.

Tenía una llamada perdida de mi padre que no pensaba responder, al menos no hoy, quizá tampoco en los próximos días, pero conociéndole, estaba segura de que me llamaba con la excusa de felicitarme y encontrarnos. No me apetecía terminar el día discutiendo por diferencia de opiniones en cuanto a lo que era más conveniente para mi carrera.

Decidí dejar los tacones y calzarme unos mocasines, así podría caminar más rápido y salí disparada de casa con lo imprescindible en el bolso y una carpeta llena de folios. El clima era realmente cálido para lo que estaba acostumbrada, ni siquiera me había puesto medias bajo el conjunto de falda y blazer en tonos azulados. Decidí ponerme una camisa blanca sencilla para no ir demasiado arreglada y cuando llegué al edificio en cuestión que solo estaba a cinco calles, la puerta estaba abierta.

Seis minutos tarde. Tampoco ha sido para tanto, pero evidentemente ya habían comenzado.

Había realizado la inscripción online, así que la identificación solo era una mera formalidad, la secretaria, una chica de veinte pocos años con rostro entrañable, me acompañó hasta el aula donde se impartía la clase. Eran grupos reducidos de seis personas, todos pares, para formar parejas y aprender con mayor rapidez el idioma.

—Casualmente entró un alumno hace pocos días, así que podrás formar pareja con él hasta que el profesor evalúe vuestro nivel —dijo mientras yo asentía.

Me pidió que la siguiera por el pasillo, el apartamento era enorme, tal vez habían juntado dos pisos y los techos eran tan altos que parecían propios de un antiguo palacio. Ella irrumpió la clase y mencionó en inglés que ingresaba una nueva alumna mientras yo me quedaba en la puerta, dando solo mi nombre, luego me hizo pasar y me presentó al profesor, un hombre de aproximadamente cincuenta años con gafas de pasta que no dejaba de sonreír tras verme.

El Diamante Rusoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن