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te estás aferrando a un final feliz

Dos meses después

Ya habían pasado 2 meses desde mi operación y ya podía caminar sin muletas, incluso había podido sacarme el carnet de conducir ya que solo me quedaba realizar el examen práctico y puede hacerlo después de cumplir la mayoría de edad.
En lo personal mi vida iba bastante bien, pero en lo sentimental caía en picada; mi relación con Héctor últimamente era algo distante por su parte y mi intuición presentía algo malo. Mis amigas me decían que podría deberse al estrés por los partidos, pero yo no estaba de acuerdo con eso, sentía que era algo mucho más grave que eso. Y por eso había quedado con él hace 5 minutos en una cafetería.

- Héctor, ¿tienes algo que contarme? -pregunte yendo directa al grano

- ¿eh? No...no, ¿por qué lo dices? -preguntó comenzando a jugar con sus anillos

Miente, siempre que miente juega con sus anillos porque se pone nervioso.

- ¿Seguro? -pregunte y él asintió- Es que últimamente te he notado bastante distante

- Ya sabes el fútbol, los partidos y los entrenos me tienen muy ajetreado -dijo y yo asentí

- uhm...lo entiendo... -dije

- Debería de irme ya a entrar -dijo mirando la hora en su móvil y yo asentí con una mueca mientras él se levantaba

- Héctor, si pasa algo prefiero que me lo digas por muy mal que pueda hacerme sentir. Es más fácil perdonar a alguien que va con la verdad por delante que a alguien que te miente a la cara... -dije

- No pasa nada... -murmuró dándose la vuelta sin mirarme para luego irse dejándome allí sola

Claro que pasaba algo, y el me lo estaba ocultando. Ya no me miraba como antes, no me daba el mismo cariño de antes, ni me besaba con el mismo amor de antes ¿qué le había pasado a mi chico? ¿se habría cansado de mí?

Cuando llegue a la masía subí a mi habitación, me tiré sobre la cama mirando hacia el techo y le conté todo a Mónica.

- Quizás sea verdad -dijo

- No lo es, le conozco bien y ya nada es como antes, conozco como actúa cuando miente, y hoy me ha mentido -dije cabizbaja y con una mueca de tristeza

- Quizás... -Mónica iba a hablar pero la interrumpí

- No hay ningún quizás, hay algo que no quiere contarme...-dije con los ojos cristalizados- ...Y me temo lo peor, mi intuición me dice que es algo que me va a doler bastante

- Espero que tu intención se equivoque por una vez -dijo abrazándome

- Ojalá... -dije mientras las lagrimas caían por mi rostro

- Venga, deberías de descansar un rato, esta noche saldremos -dijo y yo asentí

Me limpié las lágrimas y me acomodé en la cama para dormir un rato.

•••

Cuando llegamos a la discoteca me pedí un ron cola, aunque tenía que conducir. Luego fui con mis amigos para bailar y hablar, incluso nos echamos unas partidas al futbolín.

- Ey Lia, ¿y Héctor? -me preguntó Marc y yo fruncí el ceño extrañada- Supuse que estaría contigo, me dijo que él también iba a venir a esta discoteca

- No...conmigo no ha estado en ningún momento, ni si quiera sabia que él iba a venir aquí -respondí

- Joder, pues que raro -dijo Marc también extrañado.

A los pocos minutos me llegó por instagram un par de fotos en las que salía Héctor, en la misma discoteca, junto a otra chica que le abrazaba por el cuello y él a ella por la cintura, y estaban muy cerca el uno del otro, y otra foto en la que se estaban besando.

Los ojos se me cristalizaron, las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro, solté todo lo que tenía en mis manos, mi copa y mi móvil, rompiéndose así la copa y mi móvil; Y ese día además de romperse la copa y mi móvil, también se rompió mi corazón.
Mi vista se volvió borrosa debido a las lágrimas y comencé a escuchar el ruido opacado de fondo.

Recogí mi móvil roto del suelo, y fui en busca de Héctor.

- ¡Eres un cerdo! ¡Nunca debí perdonarte y darte otra oportunidad! ¡Fue el mayor error de mi vida! ¡¿Como pude creerte?! ¡No vuelvas a buscarme, no quiere verte nunca más! Olvídate de mí para siempre -le grité enfadada cuando le encontré y después salí de la discoteca

Escuchaba a alguien ir detrás de mí pero lo ignoré y continué con mi camino, subí a mi coche, arranqué y aceleré para irme lo más rápido posible de allí.

Una vez en la autovía, iba a adelantar a un camión pero este se desvió un poco hacia mi carril, intenté esquivarlo pero terminé perdiendo el control y saliéndome de la carretera, a partir de ahí todo se volvió negro y lo único que escuché fueron sirenas de ambulancia y policía.

Sentimientos a medianoche - Héctor Fort Where stories live. Discover now